Capítulo 28

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Fueron pasando meses, semanas, días, horas y minutos es lo que llevaban Aerith y Aiden viviendo de nuevo bajo el mismo techo, todo iba bien a simple vista. Habían tenido peleas, pero siempre habían sido cuando los niños no estaban delante y las peleas eran por Aiden, que intentaba darle celos a Aerith, cosa que no funcionaba con ella.

Pero si que la hacía rabiar y siempre había sido por el tema de chicas. Aiden sin vergüenza alguna se había llevado en varias ocasiones a alguna chica y eso es lo que le había molestado a Aerith, que las llevara sin su permiso a la casa familiar. Y admitiendolo un poco a Aerith si que le daba una pizca de celos, pues eso le recordaba cuando volvió a su casa tras un día largo de trabajo y se encontró al que era entonces su marido con una mujer y la trató fríamente.

Aiden al vivir tan cerca de Aerith de nuevo, había descubierto de nuevo sentimientos olvidados que le estaban volviendo loco en estos momentos. Pensaba que se estaba enamorando de nuevo o por el contrario también pensaba que solo sería por la emoción del bebé y ver los notorios cambios en Aerith durante el proceso.

Había pasado ya la Navidad, que a pesar de ser como antes había salido bien, Leah cada vez estaba más feliz porque nunca había vivido una Navidad con sus padres a la vez. A Aerith se le iba notando poco a poco su embarazo y todos estaban emocionados, incluso ella misma que al principio se lo tomó algo mal.

- Aerith, ¿podemos hablar? -preguntó Aiden tocando la puerta de su habitación para llamar su atención.

- Sí, pasa.

Aiden entró a la habitación que anteriormente había sido de ambos, miró a su alrededor y todo estaba exactamente igual excepto por un detalle. Los cuadros en los que salían ambos y que habían varios en la habitación no había ninguno.

- Quería hablar contigo sobre algo -dijo Aiden concentrándose de nuevo y mirando a Aerith de los pies a la cabeza, deteniéndose en su cuerpo.

- Te escucho -dijo Aerith.

- Mejor vamos a sentarnos hla cogió de los brazos y la sentó en la cama y él la imitó.

- Venga Aiden dilo -rodó los ojos Aerith.

- Sé que no me vas a creer, porque te conozco pero si no te lo digo reviento -dijo Aiden en un suspiro.- desde que he vuelto a vivir contigo, no puedo sacarte de mi cabeza y ya que vamos a tener otro hijo y estamos viviendo juntos podríamos intentar algo... -dijo Aiden despacio.

- No te creo -dijo Aerith con seriedad.- además de las mujeres que has traído, no puedo confiar en ti.

- Lo de las mujeres era para sacarte de mi cabeza y no lo he conseguido, no miento Aerith.

- Aún así no puedo confiar en ti y lo que te ocurre ahora mismo es porque después de tanto tiempo volvemos a vivir juntos y vamos a tener otro hijo, sino fuera por eso seguirías igual.

- No sé Aerith pero...

- Aiden no, si lo intentamos sé que te cansarás de mi, te irás con otra mujer y me harás daño de nuevo -concluyó Aerith levantándose para dirigirse a la cocina dispuesta a saciar su hambre.

Aiden se quedó sentado pensado en que quizás Aerith llevaba razón por lo que dejó de darle vuelta, decidió de irse a un bar avisando a Aerith que lo más probable es que no volviese a cenar allí.

Aerith no le dio mucha importancia e hizo la cena para ella y sus hijos con ayuda de Leah.

- Mamá, ¿te gusta de nombre Liam si es niño? -dijo Leah a su madre mientras preparaban la cena.

- Es bonito -sonrió Aerith.

- Y para niña Jade es bonito.

- Me gusta Jade -dijo Aerith.- pero también le tiene que gustar a papá.

Se sentaron todos a cenar a excepción de Aiden que estaba en un bar hablando con el camarero de su vida y los problemas que tenía en esos momentos, que era principalmente Aerith. No sabía ni siquiera lo que sentía en aquellos momentos y ahí estaba él contándoselo a un simple camarero.

Horas después llegó Aiden dando tumbos, estaban todos profundamente dormidos hasta que Aiden tiro algo al suelo haciendo sobresaltar a Aerith. Rápidamente y agitada fue hasta la plata baja y encendió la luz con las manos temblorosas. Al ver a Aiden se relajó y le cogió del brazo.

- Aiden, los niños están durmiendo -susurró Aerith llevándoselo a la cocina.

- Lo siento p-preciosa -dijo Aiden con cierta dificultad.

- Lávate la cara y no hagas más ruido -rodó los ojos.

Aiden tropezando con todo se lavo la cara y Aerith lo cogió del brazo para llevarlo a su habitación sin que hiciera mucho ruido.

- No no no, está no es mi habitación -dijo Aiden dirigiéndose a la habitación que compartían ambos antes.

- Aiden shhh... -susurró.- vas a despertar a los niños, esa es mi habitación no la tuya.

- Aerith es nuestra -la cogió de la cintura pegándola a él y la besó ferozmente.

- Aiden por favor, ve a tu habitación -dijo Aerith con tranquilidad separándose de él.

- No me entiendes Aerith -negó Aiden mientras tiraba de ella había la habitación.- yo te quiero, te amo daría la vida por ti.

A Aiden se le notaba que con el agua se había espabilado un poco, pues hablaba con un poco más de coherencia aunque para Aerith sus palabras eran todo lo contrario.

- No me mientas Aiden -empezó a llorar Aerith.

- No miento Aerith, me doy cuenta de lo idiota que fui al engañarte tú no merecías eso.

- Ve a tu habitación Aiden -volvió a repetir Aerith.

- No, ¿por qué no me crees? -dijo con desesperación Aiden.

- Me traicionaste, estas borracho y no puedo confiar en ti -se limpió las lágrimas.

- Siento si te he molestado -miro su tripa notablemente abultada y sonrió un poco.- que descanses Aerith.

Aiden con un suspiro se fue hasta su habitación, el gran Aiden que tenía mujeres a sus pies estaba rogándole a una, que concretamente había estado casada con él. Pero aquella mujer con el corazón partido doblemente no estaba dispuesta a creer sus palabras y menos estando borracho.

Continuará...

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