Días después Aerith ya lo tenía claro y mientras que los gemelos estaban bañándose en la piscina de casa con Leah, ella fue a casa de Aiden.
Una vez que estaba allí le mando un mensaje y diez minutos más tarde Aiden se estaba montando en el coche.
- Hola Aiden -saludó Aerith.
- Hola preciosa -le sonrió seductor.
- He estado pensando lo del coche y lo tengo más o menos claro, pero primero tenemos que hablarlo tu y yo y ponernos de acuerdo -le explicó Aerith pausadamente.
- ¿Y que has decidido? -Preguntó Aiden.
- En comprarles el Land Rover, son responsables y confío en ellos -dijo Aerith con una sonrisa.
- Lo veo bien -sonrió Aiden de vuelta.- Opino lo mismo así que vamos a comprar el coche.
Aerith arrancó el coche y fueron hasta el concesionario donde irían a comprar el coche. Tras hablar de nuevo con el vendedor firmaron los papeles, el coche de los gemelos lo irían pagado a plazos. Después de tenerlo todo planeado se fueron de allí, mientras que hablaban de como le iban a dar a los gemelos el coche. Aerith dejó a su ex-marido en su apartamento y tras despedirse ella se fue a su casa.
Aerith al llegar se puso a redactar el artículo, el cual ya tenía un borrador. Al terminar el artículo, agotada decidió de ir a ver a Aaron a su trabajo. Ya que hacía semanas que no se veían, a pesar de que nunca había ido a su despacho por no interrumpirlo en su trabajo. Cosa que tampoco tenía intención de hacer esta vez sino que esperaría a su descanso para comer ambos.
Avisó a sus hijos y se fue hasta el trabajo de Aaron, al llegar allí su secretaria la detuvo, esta misma avisó a Aaron de que tenía visita. Diez minutos después apareció Aaron.
- Hola Aaron, ¿te he interrumpido? -Preguntó mirando a Aaron.
- Hola Aerith, no tranquila estaba pasando un par de cosas al ordenador pero era mi tiempo libre -la abrazó Aaron.
- ¿Aún te queda tiempo libre? -Preguntó Aerith haciendo un puchero.
- Sí, aún me queda un rato -sonrió Aaron.
- ¿Vamos a tomar un café?
- Claro, vamos -le rodeó Aaron la cintura.
Avisó a su secretaria y la pareja salió. A Aerith le llamó la atención como llevaba puesta la camisa Aaron, la llevaba un poco desordenada y le faltaba un botón. Sin darle más importancia a aquello. Llegaron a la cafetería pidieron un café cada uno y un trozo de tarta de queso también uno para cada uno mientras que hablaban.
- ¿Qué tal tu día? -Preguntó Aaron.
- Pues he ido con Aiden a comprar el coche de los gemelos que pronto pondrán conducir -dijo con emoción y un toque nostálgico Aerith.
- ¿Y han pensado que carrera van a hacer o a que Universidad van a ir? -Preguntó Aaron fingiendo interés por los hijos de Aerith.
- Pues lo de la Universidad no lo tienen claro porque ellos al hacer deporte los ojeadores podrían elegirlos para una buena Universidad y sobre la carrera aún no lo saben, tienen dudas -explicó Aerith.
- ¿Y la pequeña? -Preguntó Aaron.
- Parece que está más centrada en la escuela -sonrió Aerith.- ¿y tú qué tal?
- Muy ocupado con el trabajo, apenas he podido hacer nada solo trabajo, trabajo y más trabajo.
Mientras que ellos hablaban, otra persona sentada en otra mesa bastante alejada de ellos se reía irónicamente pues sabía mucho más de lo que se podía percibir a simple vista.
Aaron tuvo que volver a su trabajo y Aerith feliz de haber estado con su pareja volvió a casa. Después de comer fue a su despacho de nuevo para preparar el próximo artículo que debía redactar. Hasta que le llegó un mensaje, no le dio importancia y siguió con su trabajo hasta que le llegaron varios seguidos. Pensado que sería grave cogió el teléfono.
"Nada es lo que parece Aerith."
"A todos los que te acercas son infieles"
"Lleva mucho cuidado, la gente se acerca por el interés, no por amor"
"Aunque tú tampoco eres una santa"
"Todos los de tu alrededor te esconden algo"
Leyó esos mensajes de un número desconocido, haciendo que se preocupase. Aquella persona sabía su nombre y muchas más cosas que ni ella entendía. Cosa que le frustraba bastante.
Estuvo toda la tarde dándole vueltas a lo que decía el mensaje, realmente estaba asustada y aún más el contenido de los mensajes. Que claramente sabía por donde iban pero no sabía si era falso lo que decía o no.
Al final se decido por mandarle un mensaje a aquella persona desconocida.
"¿Quien eres y cómo sabes todo eso?"
"Fácil, soy una persona que está muy cerca de Aiden y de Aaron."
"¿Y pretendes que me crea estos mensajes? Si lo que intentas es quitarme a Aiden, es todo tuyo."
"Deberías de vigilar más a Aaron, es casi peor que Aiden."
"Si lo que pretendes es que deje a Aaron, no lo haré por mensajes de una desconocida"
"Yo solo pretendo que abras los ojos, dices ser cuidadosa con tus parejas después de lo que ocurrió con Aiden y no sabes nada de lo que hace Aaron mientras tú estás ocupada con tus hijos"
Aerith no supo que más contestar, tenía ganas de llorar, de gritar, no sabía que hacer. Si creerlo o no, si pasar de los mensajes o hacerles caso. Tenía un nudo en la garganta y hasta ganas de vomitar al recordar lo mal que lo paso cuando se enteró de el engaño de Aiden, no quería pasar por lo mismo de nuevo.
- Aerith -dijo Aiden con su voz ronca.- No me comprendes, no eres la misma de antes. Si fueras la misma que antes me apoyarías.
- Aiden, eres tú el que ha cambiado y no solo físicamente. Yo sigo siendo la misma, eres tú el que no me entiende a mi. Andas de fiesta en fiesta sin preocuparte por nosotros -dijo llorando Aerith.
Después de esas palabras Aiden se fue dando un portazo y esa misma noche mientras que Aerith esperaba a que su marido volviese a casa se enteró de su engaño cuando lo llamó preocupada a su teléfono y contesto una mujer cosa que le partió el alma en dos.
Recordó Aerith aquel momento como si fuese ayer, y más estando embarazada de Leah en ese momento.
Continuará...
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Hilo rojo
RomansaAerith es una chica que desde muy joven se caso con el hombre quien creía que era el amor de su vida. Aunque nada es lo que parece. Lo que parece amor a veces es traición. Y lo que parecía traicion acabó siendo amor.