Capítulo 16: Hay tanto que no se puede ver a simple vista

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¡Buenas noches casi madrugadas! Oh sí, están sorprendidas, yo lo sé. Pero no existe mucha magia detrás de todo esto, ya que el capítulo que leyeron hace rato lo escribí en el móvil en mis horas libres durante el trabajo XD Y este ya estaba medio comenzado, por lo que solamente restaba terminarlo (owo)9 Este capítulo tiene muchas revelaciones de principio a fin, pero está en ustedes leer entre líneas y descubrirlo(?). Y ya sin más, lean, disfruten y amen los besos accidentales producidos por tus cabrones amigos lol

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El crepúsculo iba pareciendo conforme el reino de la noche iba ganando terreno y las pequeñas estrellas empezaban a brillar con su tímida pero constante luz. Incluso podía sentir la suavidad del viento mecer sus cabellos, acariciar sus mejillas y empaparle con esa fragancia inconfundible que siempre tenía los jardines de la casa. Se sentía viva, con la luna de testigo mientras corría despreocupadamente sobre el caminillo empinado que le llevaba hasta uno de sus más grandes tesoros.

Sus pupilas admiraban con enorme entusiasmo lo alto y frondoso que se había vuelto ese cerezo, y lo orgulloso que se encontraba de mostrarles a todos el candor y belleza inigualable de sus rosadas flores, de esos encantos de la naturaleza que parecían brillar con luz propia en esa noche de luna nueva.

Pero al igual que en ocasiones pasadas, allí estaba, sentado, viéndolo todo desde la rama más alta, como si ansiara por un momento tocar el cielo.

—Yo también quisiera subir y ver todo desde arriba —hizo un mohín tan infantil que quien estaba tan por encima de ella no pudo evitar inflar el pecho de lo orgulloso que estaba.

—Aún eres demasiado pequeña —señaló con cierta burla—. Tal vez cuando tengas mi edad puedas hacerlo. Pero tampoco aseguro nada —y la castaña suspiró tendidamente.

—Creceré y podré subirme a ese árbol para ver todo el jardín y la ciudad —aseguró muy confiadamente. Incluso su mirada no destilaba duda alguna—. De modo que disfruta mientras puedes.

—Deberías hacer cosas de acuerdo a tu edad —el pequeño había bajado ágilmente desde su posición y ahora estaba frente a ella, con una pequeña sonrisa burlona en sus labios—. Además, eres una niña y no deberías estar haciendo esta clase de cosas —cruzó sus brazos detrás de su nuca y la miró atentamente.

—Eso es discriminación —señaló.

—Este árbol está aislado de los demás, pese a que es muy bonito.

—Mi madre lo sembró aquí antes de que yo naciera... Dijo algo sobre que este árbol pero no lo recuerdo bien —confesó.

—¿Recuerdas que al final no logramos ganar nada en el tiro al blanco del festival de verano de este año?

—Yo solamente quería esa peineta... —señaló con cierta depresión.

—¿Adivina quién fue más tarde por la revancha? —cuestionó con una pizca de autocomplacencia.

—Mmm... ¿Tú?

—¿Por qué tienes cara de que no me crees? —torció el entrecejo y bufó.

—Pues tú dijiste que no querías regresar nunca más a ese puesto. Y pues te creí.

—Al final volví y obtuve mi revancha —ella ciertamente estaba curiosa al respecto—. Y gané.

—¿Eso significa que tienes ese grandioso robot que hacía ruidos épicos y hasta tenía lucecitas? —le comían las ansias por ver el juguete soñado.

—Umm... Lamentablemente para ese momento ya se lo habían llevado —expresó, evadiendo esos violáceos ojos—. Así que sólo me pudieron dar el segundo premio...y dudo que a mí me sirva. De modo que... —de su bolsillo sacó aquella llamativa y preciosa horquilla de mariposa; esa que era de un tono azul tan sublime, como el que solamente el cielo despejado posee.

~Our Promise~ [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora