01. Shuhei Hisagi

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La maestra entró al salón y pidió que los tres nuevos estudiantes se presentarán.

– Soy Rukia Kuchiki– se presentó primero la chica de baja estatura.

– Soy Renji Abarai– después se presentó el pelirrojo.

– Shuhei Hisagi– refunfuñó el último rodando los ojos.

– Tiene un mal carácter pero un bonito nombre– susurré, a lo cual creo que me escuchó porque se volteó a verme–. Hola Hisagi, soy Rea Kohina– le dije sonriendo nerviosa.

Luego de que me presenté, él se volteó a mirar a la maestra. Idiota, ni tan siquiera me responde. Comencé a mirar a mi primo Seidou, quien me miraba con una expresión pícara y se reía ante mi acto de amistad y soy ignorada. Como respuesta, le saqué la lengua y para mi mala suerte, la maestra me observaba.

– ¿Algún problema jóven Kohina?– preguntó la maestra. Yo negué.

– Ninguno maestra, perdone– respondí con ganas de salir corriendo, que vergüenza.

La maestra siguió con su clase y yo estaba con unas ganas inmensas de que me tragara la tierra; definitivamente hoy no era mi día.

(...)

¡Ya llegó mi hora favorita del día! La hora de almuerzo.

– ¡Almuerza con nosotros Kohina!– me propusó Orihime señalando al grupo de personas con las que estaba.

– No, gracias Orihime. Pero creo que voy a almorzar con Keigo y Seidou– le avise para luego beber un poco de mi jugo.

– ¿De verdad?– preguntó Seidou–. Genial, porque vamos a almorzar con Inoue y los chicos.

Genial, iba almorzar con los más raros de la escuela: Kurosaki Ichigo, Kuchiki Rukia, Inoue Orihime, Ishida Uryu, Yasatudora Chad, Abarai Renji y por último el más raro, Shuhei Hisagi.

Todos nos sentamos sobre el suelo a comer unas bolas de arroz que nos había preparado Orihime. ¡Vaya que sabe cocinar!

Todos hablaban y reían, y yo era la única que no se atrevía hablar, e Hisagi que no parecía importarle lo que hacían.

En el poco tiempo que llevo estando con ellos, noté una cosa y es que Renji come mucho, no sé donde mete toda esa comida, ya que él es flaco. Y todos ellos tenían músculos, ¿acaso van al gimnasio? Todos tenían músculos grandes excepto Uryu y ni hablar de Seidou y Keigo, ambos parecen tablas comparados con ellos.

– Creo que yo ya me voy, gracias por todo Orihime–avise poniéndome de pie y agradeciendo por la comida. Todo estuvo muy bueno.

– No seas antisocial, y quedate un rato más– me insistió Ichigo.

– No quiero molestar.

– ¿Molestar? No molestas para nada– me animó Rukia.

– Que haga lo que quiera– dijo Hisagi mirando al cielo, a la vez que se encogía de hombros.

– Creo que él tiene razón, será mejor que me vaya.

– No le hagas caso a ese tonto– dijo Ichigo.

– Kurosaki que imbécil eres– susurró Hisagi.

– ¿¡Por qué no lo repites!?– preguntó Ichigo alterado.

– Ya chicos, no empiecen– les advirtió Rukia en un intento de tranquilizar el tenso ambiente.

– Emm sí, ya nos vamos– dijo Keigo, un poco asustado–. ¿Verdad, Seidou?

– Ya nos vamos. Nos vemos orita en clase– se despidió Seidou.

Comenzamos a caminar alejándonos poco a poco de ellos; no sé porqué, pero no me gustó la actitud de Hisagi conmigo, creo que debe ser un poco más respetuoso. Es alguien serio, eso atrae de un hombre, pero de la manera que él es, no es muy agradable. Por Dios, ¿qué cosas digo?

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➛ Me Enamoré de un... ¿Shinigami? 𖠵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora