El silencio perturbado
por tu alma maldita,
aquella noche tibia
con fría ventisca
unas lágrimas amargas
recorren sus mejillas
y esos orbes llenos de sentimientos
tan rápido se destruyeron
cayendo estos
al húmedo suelo.
Tus besos extraña
y las suaves caricias,
cuando a su lado estabas
protegiéndola de las espinas,
esas espinas que se clavan y lastiman,
que cicatrices dejan por el resto de la vida,
tú en una de ellas te haz convertido,
mi querida alma maldita,
que destrozada has dejado
a esta pobre chiquilla.