Capítulo 4

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Amaneció nublado y todos estaban molestos por ello. Fred y George golpeteaban las ventanas con la esperanza que la madre naturaleza se apiadara de ellos, sin embargo, decidieron dejar de hacerlo cuando su madre les lanzó un cojín y amenazó que lo siguiente sería un maleficio si no dejaban de hacer ese ruido innecesario.

Bajaron poco a poco a desayunar, sentándose en diferentes partes de la cocina y la sala. Era increíble tener la casa llena, pero en momentos como ese preferían estar como todos los veranos: con espacio suficiente para no estar chocando con alguien cada cinco segundos. Fuera empezó a llover y también comenzó a hacer un poco de frío.

-Me niego a salir así -dijo Hermione al ver como Charlie bajaba abrigado y con su escoba sobre el brazo.

-Jugaremos -dijo Bill apareciendo detrás de ella, lo que hizo que la castaña pegara un ligero gritito.

-Si me cae un trueno mientras estoy en la escoba te haré personalmente responsable.

-Es una mala idea que yo juegue quidditch, de verdad -Tonks comía rápidamente y su cabello se tornó amarillo.

-¿Qué es el quidditch? -preguntó Edmund mirándolos confundido, desde el día anterior había querido preguntar.

-Es el mejor juego del mundo -le respondió un sonriente Ron para luego morder un pedazo de pan.

Edmund lo miró esperando a que prosiguiera, cuando no lo hizo se giró hacia Oliver, quien estaba a su lado.

-¿En qué consiste?

-Tienen que ser siete jugadores -comenzó el antiguo capitán de Gryffindor-, tres cazadores, dos golpeadores, un buscador y un guardián. Hay tres tipos de pelotas, y se usan una quaffle, dos bludger y una snitch. Los cazadores se pasan la quaffle y tratan de meterla por alguno de los tres aros...

-¿Aros? -preguntó Lucy con la nariz fruncida- ¿Cómo básquet?

-¿Qué? -preguntaron los sangre pura.

-Es un deporte muggle -explicó Hermione-. Los aros, Lucy, vendrían siendo como la portería en el futbol.

-Oh...

-Como decía -continuó Oliver-, los cazadores deben meter la quaffle en alguno de los tres aros para marcar puntos, los golpeadores se encargan de que las bludger no tiren de la escoba a los demás jugadores, para eso usan bates; el guardián protege los aros...

-¿Cómo un portero? -preguntó Dudley.

-¿Qué tiene que ver alguien que cuida una puerta con esto? -Ginny lo miró interrogante.

Hermione y Harry rodaron los ojos.

-¿Puedo seguir? -preguntó Oliver, todos asintieron:- el guardián protege los aros y el buscador tiene que atrapar la snitch.

Todos se quedaron en silencio observando como los hermanos Pevensie y Dudley fruncían el entrecejo.

-Lo entenderán mejor cuando lo vean.

Ellos asintieron y terminaron de desayunar mientras Ron discutía con Bill sobre que era una tontería no ponerlo a él como guardián. El señor Weasley bajó las escaleras con una bufanda amarilla rodeando su cuello.

-¿Nos vamos ya? -preguntó haciendo que todos se pusieran de pie y tomaran sus escobas.

-¡Ah, no! -intervino la señora Weasley-. No se irán sin un suéter, no quiero que vayan a Hogwarts enfermos.

-¡Mamá! -gritaron todos sus hijos.

-No me interesa, todos por un suéter, eso los incluye a ustedes -apuntó a Harry, Hermione, Dudley, Oliver y los Pevensie-. Y a ustedes -apunto a Fleur, Natalie, Remus y Tonks.

Harry Potter: El Misterio de los HerederosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora