Capítulo 41

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Los estudiantes de Hogwarts ya se habían acostumbrado a la presencia del mago Merlín, llevaban un mes viéndolo en todos los lugares del colegio, y se había convertido en el nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras, ya que Remus se había retirado para cuidar a Tonks en su embarazo.

Ese último mes los ataques habían disminuido, para muchos era un gran alivio, ya que los hijos de muggles no tendrían por qué temer por sus familias, y los hijos de magos estaban felices por sus amigos. Pero muchos otros, como el E.D, que había retomado entrenamiento hacia un mes, no bajaban la guardia en ningún momento.

Los herederos estaban dando lo mejor de sí, Hermione, Edmund y Ginny lograban atacar a diestra y siniestra sin mirar a sus oponentes. Por otro lado Peter y Harry ya habían aprendido a dominar sus dones al cien por ciento. Harry hacia todo tipo de encantamientos, hechizos o maldiciones solo con sus manos.

--Estamos listos -dijo Harry sonriendo

Ese día tanto los herederos como los integrantes del E.D. habían entrenado juntos.

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--Mis queridos amigos -dijo Voldemort parándose ante los mortifagos y las bestias-. El día de la verdad esta frente a nosotros...

Todos comenzaron a gritar complacidos y con gran excitación en su voz. El señor Oscuro sonrio con satisfacción mientras escuchaba a sus seguidores alabarlo y ponerlo como un Dios ante todo.

--Este es el día de la caída de el mundo mágico a nuestros pies...

Mas gritos y alabanzas se escucharon y la voz de Bellatrix se debilitaba.

--Hoy los muggles se inclinaran ante nosotros, sus amos y señores...

Lucius Malfoy gritaba desde la tercera fila, sus ojos llameaban.

--¡Esta noche, Harry Potter y Albus Dumbledore morirán mirándonos a los ojos!

Gritos, alabanzas y demás se extendieron por las filas de la oscuridad. Bellatrix lloraba inclinándose una y otra vez ante su amo y señor, Lord Voldemort.

Él, tan complacido, abrió los brazos y con una sonrisa miro al cielo, se sentía completo, tan amado, tan temido, que sus ganas de terminar con el chico Potter crecían cada vez más y más.

Jadis se subió al estrado, donde todas y cada una de sus bestias la podían ver y escuchar, estas gruñeron y pisotearon con fuerza haciéndose notar, y todos los mortifagos guardaron silencio, nada se escuchaba, solo los incontrolables sollozos de Bellatrix.

--Estamos aquí por una razón -comenzó tiernamente-. Encontramos la entrada a este mundo por una sola razón.

Todos escuchaban seriamente las palabras de la bruja, Voldemort sonreía mientras Bellatrix le besaba los pies.

--Hace más de mil docientos años -continuo- unos niños nos arrebataron nuestro reino...

Las bestias gruñeron.

--Y ha llegado el momento de terminar con eso para siempre... ellos morirán a nuestros pies...

Los lobos aullaron, los tigres gruñeron y los engendros y horribles bestias alzaron sus garras al aire.

--Volveremos a nuestro mundo y, a partir de esta noche... ¡voy a conquistar Narnia!

La revuelta que causaron esas palabras no fueron nada comparadas a lo que ocasionaron las siguientes palabras de la bruja.

--¡Para siempre!

Voldemort comenzo a reír, y todos se levantaron y comenzaron a gritar y alabar a sus lideres.

Harry Potter: El Misterio de los HerederosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora