Llegando a la ciudad bajamos nuestras maletas. Pedimos 2 taxis de regreso a casa. El taxi nos dejo enfrente de la escuela. Tantas aventuras que vivimos en 4 días. Llegando a casa tal vez todo regresaría a la normalidad. En cuanto abrí la puerta de mi casa el olor a galletas de mamá. Charlotte me recibió con un gran abrazo, sentí como se me hubiera ido un año. Óscar mi papá también se unió al abrazo. Desde que soy novia de Víctor ya es el mismo padre, antes me trataba como si fuera una niña pequeña ya no. Segundos después llegó mi madre con una bandeja llena a galletas con el nombre de cada quien. Las que decían Luna eran de chocolate, las de Charlotte eran de naranja, las que decían Ilda mi mamá eran de avena al igual que las que decían Óscar. Nos sentamos en la sala a comer en lo que les contaba mi viaje. Obviamente no les conté lo de Sebastián y Víctor bipolar. Decidí salir al parque, agarre una chamarra las llaves y salí. Me quede un rato sentada hasta que vi venir a Víctor. Le sonreí él, me saludo amablemente.
-¿Ya se acabo tú bipolaridad?- Pregunté en todo de burla
-Si- dijo riendo-Mira lo que te traje- me dio una bolsa llena de chocolates con forma de corazón
–Muchísimas gracias, te amo– dije mientras le daba un abrazo
–Yo igual
–¿Los abro?
–Claro
Abrí los chocolates saque dos, uno para el otro para mí. Se lo iba dar en la mano pero abrió la boca así que se lo di tiernamente. Me comí el mío sabían delicioso.
–¿Me das un besito?– dijo Víctor haciendo cara de pato por lo tanto me reí
–Bueno– Sonreí y se lo di. A lo lejos vi a un chico con rosas en mano, trate de distinguirlo era Eduardo. Pero ya no sentí las mariposas en el estomago como antes. El aventó las rosas y salió corriendo.
–¿Qué le sucede a ese tipo?– Pregunta Víctor extrañado
–No se
–¿Qué pasó con mi beso?– Volvió a hacer la misma cara. Lo bese, era hermoso estar a su lado.
Platicamos un rato más, también lo perseguí por el parque porque se llevó mis chocolates. Parecía un loco gritando ¡AHORA SON MÍOS! Cuando lo alcance salte encima de él por lo tanto caímos rodando por el pasto. Caigo cerca de donde Eduardo había aventado las rosas. Víctor las tome y le el papelito.
De: Eduardo Para: Luna
–¡¿¡Qué pedo!?!–fue lo único que logre decir
Víctor no le tomó importancia solo río por mi expresión. Fuimos caminando tomados de la mano hasta mi casa. Abrí la puerta pasamos muy tranquilamente hasta que vi a Eduardo sentado en la sala de mi casa. Él tenía una mirada sin sentimientos. Mi mamá estaba en la cocina y mi papá estaba en el estudio.
–¡¿Qué hace él aquí?!–Pregunto en seco, antes de que yo pudiera contestar lo hizo Víctor.
–Ella es mi novia
Lo único que hice fue asentir con la cabeza. Él me abrazo. Me suelto de él y voy a la cocina.
–¿Mamá que hace él aquí?- le pregunte en susurro
–Me pregunto por ti y le dije que si quería te podía esperar.
–Ay mamá
Salgo de la cocina, agarre a Víctor de la muñeca y salí de la casa. El solo río y me miraba con una sonrisa malévola.
–¿Y esa sonrisa que?
–Te amo– después de das palabras vino un beso largo. Al finalizarlo vi a Eduardo parado frente a nosotros con los ojos llenos de rabia.
–¿Algún problema?–Le dijo a Eduardo en tono desafiante.
–No!– dijo Eduardo e inmediatamente se fue hasta que lo perdí de vista. Era demasiado cobarde de su parte. A qué Víctor el parecía que si le importo aunque sea un bipolar. El se puso celoso, algo tierno de su parte. Me pregunto qué hubiera pasado si Eduardo hubiera dicho que si, se habrían peleado o el inmediatamente hubiera retirado lo que acababa de decir.
Seguimos caminando hasta su departamento. Al pasar a lado de los botes de basura oí una especie de chillido. El se fue a asomar. En cuanto regreso encontró un gatito de no creo más de 2 semanas. El lo cargo delicadamente con sus brazos. El gatito era jaspeado. Tenía los ojos azul verdosos.
–Tu segundo regalo– me dio al pequeño gato– Miguel es alérgico.
–De lo que se pierde. Me acompañas por leche para el gato
–Claro, vamos.
Llegamos a la tienda yo me quede afuera ya que no se podía entrar con mascotas lamentablemente. En ese momento Sofía iba saliendo con si mamá Arlette.
–Ay que mono– dice Sofi haciéndole unos cariños al gato en su cabeza.
–Jaja si
–¿Crees que lo acepten en tu casa?– pregunta su mamá – Si no nos dices y yo me quedo con el
–Espero que si me dejen, y si no con todo gusto.
Se siguieron caminando. No mucho después sale Víctor con un juguete para gatos, leche y croquetas.
–Muchas gracias– Lo abrazo.
El gato se veía sano solo confundido, maulló unas cuantas veces. Al llegar a mi casa Charlotte fue la primera en verlo, ella corrió a verlo. Segundos después mi mamá también. Charlotte fue la que la convenció. Jugamos todos con el gato hasta que ya era muy tarde, Víctor se fue a su casa y yo me fui a dormir.
¿Qué hacía Eduardo por la casa? Creo que le rompieron su corazón pero también es un cobarde. Y aquí les dejo en multimedia como me imagino que sería el gatito. Vamos en 50 likes, si quieren segundo recuerden 100, Beshos
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El comienzo de un recuerdo
Подростковая литература¿Quien creería que chocar con alguien nuevo en tu colegio sería el comienzo de un recuerdo? Todo se convierten en recuerdos, algunos malos, otros buenos. Pero este en cual se convertirá Like y comenten. Beshos