Mis ojos se abrían lentamente y me sentía algo aturdido y desorientado, como cualquier persona se siente al despertarse. Siento un bulto al lado mío, al parecer alguien estaba conmigo en la misma bolsa de dormir. ¿Quién será? Llevo mi mano hasta la manta –en realidad era la parte superior de la bolsa de dormir- y la remuevo un poco, dejando al descubierto el rostro del polizón, era Danielle.
¡Cierto! Ayer había reencontrado a mi grupo y Danielle durmió conmigo, ¿Cómo es que no lo recordé? Ella seguía durmiendo así que decido que levantarme sería la mejor opción ya que todavía no había hablado con todos los del grupo. Con un suave movimiento, rompo el contacto que teníamos Danielle y yo dejándola durmiendo sola en lo que sería mi bolsa de dormir. Me pongo de pie y me dispongo a vestirme adecuadamente, hacía frío, así que decidí ponerme el abrigo largo y con capucha. Lo tomo y mi mirada se clava en el mismo, desde que lo tuve puesto había encontrado a Spencer, Rosita y luego había salvado mi grupo. Supongo que es mi abrigo de la suerte, lo guardaré con un tesoro. Me lo pongo para luego ponerme mis armas en donde deben ir. Pero cuando voy a colocarme mi espada corta la observo detenidamente, luego a Danielle y por ultimo a la espada para llevarla a mi nariz e impregnarme de ese arma que habría sido mi compañera los últimos dos días. Era sorprendentemente parecido al de Danielle. La observo confuso. ¿Por qué ambas tendrían un olor a jazmines tan peculiar? No lo sé pero quizá deba dársela a Danielle ya que ella se rehúsa a usar armas de fuego y su única arma la perdió antes de mi "muerte".
Salgo de la tienda de campaña para encontrarme con Carol que estaba "haciendo" el desayuno. En realidad solo repartía unas latas de frutas enlatadas a quien se le acercara y estuviera despierto, al salir de la tienda, ella me dedicó una mirada de cariño y yo me le acerqué.
-Hola, cariño. –Me saluda ella con una sonrisa. –Para ti, dos latas de fruta. –Me alcanza dos latas con una sonrisa de oreja a oreja a lo que yo respondo un un "gracias" y una sonrisa. –¿Cómo es que sobreviviste? Es decir, solo y durante cuatro meses.
-Al principio tuve miedo ya que solo tenía un cuchillo pero más tarde encontré una pistola así que ya me sentía más seguro. Luego saqueando una de las tantas casas que saquee, me encontré este abrigo. Sabía que me serviría durante el invierno así que lo guardé. Es abrigado y además puedo mantener mi identidad en secreto. Aunque siento más bien que sería un abrigo de la suerte dado que desde que lo tengo puesto me he encontrado a Spencer y a Rosita, luego con ustedes. Tuve que matar algunas personas, es cierto. Pero solo a los que se interponían en mi camino.
-Ya veo. Disfruta la comida. –Sonríe.
Me doy media vuelta para encontrarme que Maggie y Michonne estaban conversando entonces decido acercarme. Michonne estaba dándome la espalda y Maggie me observa con confusión dado que me acercaba sigilosamente, a lo que yo respondo con un leve "shh" poniéndome un dedo en la boca. Me abalanzo sobre Michonne, pero luego de uno segundos me encuentro en el piso quejándome del leve dolor que la caída me causó.
-No debiste hacer eso. –Rie la samurái – Lo siento. – Me da la mano y yo la tomo.
-Michonne. –Digo y capto su atención nuevamente.- ¿Tu sabes mucho sobre espadas? –Pregunté.
-Un poco. –Afirma ella poniendo sus manos en su cintura. –¿Por que preguntas?
-Encontré esto. –Dije desatando la funda de mi espada corta, para dársela a ella. –Es bastante peculiar y fácil de usar. Tambien tiene un extraño olor a Jazmines.
-Ya veo... -dice tomándola- Esta es una espada que supuestamente usaban los ninjas, espías de los señores feudales. La llevaban en la cintura, por atrás haciendo que el mango del arma apuntase hacia la derecha, para tomarla con velocidad. Es bastante buena y déjame decirte, muy filosa. – Termina de observarla y me la devuelve. –¿Donde la encontraste? No hay muchas de estas en el mundo.
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Regresando de la muerte // Carl Grimes.
FanfictionLes causé un dolor tan profundo a los que yo amaba. Soy la causa de aquel dolor fantasma clavado en sus corazones y sus almas, pero también sé que seré la causa de su felicidad al momento del reencuentro. Por accidente desaparecí de sus vidas por u...