Quiet's P.O.V
Ya estaba muy lejos de la horda, cuando me percaté que había algunas presencias más adelante, era una mujer, un hombre y al parecer era la mujer la que llevaba un bebé, dado que es muy pequeño no puedo especificar el género. Tengo la habilidad de alertarme si hay enemigos cerca por que puedo sentirlos, tanto como a los muertos como a las personas vivas, aunque los muertos son más difíciles de encontrar dado que no tienen una temperatura humana, así que son difíciles de localizar.
Noté también que mucho más lejos había más personas, un hombre con dos mujeres, observé el bosque y pude divisar un árbol, muy alto que estaba a lo lejos. Al parecer era el árbol más alto de esta parte de bosque, corrí y cuando estuve cerca, tomé impulso y salté a la copa del árbol, cuando llegué al lugar, mi cuerpo se volvió totalmente visible, descolgué mi rifle y usé la mira para observar a la gente. Estaba en lo cierto, había una mujer morena acompañada de un hombre. Esta mujer traía lo que parecía ser una niña, ellos parecían estar totalmente bien. A lo lejos, todavía en el bosque busqué las otras presencias. Sólo pude ver una cabellera rubia, muy larga, era la de una mujer. Luego una cabeza castaña apareció detrás de ella, otra mujer. Por ultimo un hombre con rizos, bastante fornido y con una barba muy sucia apareció. Pero ellos no estaban totalmente a salvo, había muchos mordedores detrás de ellos, pero al parecer no se percataron porque siguen hablando. Apunté mi rifle a la cabeza de uno de los muertos y le disparé. Una estampida salió del cañón, provocando que mi ubicación sea detectable, resonó por todo el bosque, el muerto cayó y al parecer los del segundo grupo se percataron de la presencia de los muertos. Ya hice suficiente por ellos, pero al volver a observar al grupo de la bebé, ellos ya se habían dado cuenta de mi posición y avanzaban hacia mí. ¿Querrían pelea? Volví a apuntar, esta vez al primer grupo que ayudé, dado que me percaté que la rubia estaba a punto de ser mordida. Disparé, otra estampida resonó por el bosque y otro cuerpo sin vida cayó nuevamente. Esta vez la rubia dirigió su mirada a todos lados. Eran demasiados para ellos y demasiados como para que yo pudiera cubrirlos con el rifle. Decidí que era hora de entrar en escena. Bajé de un salto del árbol, quedando frente a frente con el grupo de la morena, que me miraba desconfiada y sorprendida al mismo tiempo.
-¿Quién eres?- Adivinen mi respuesta. –Contesta.- Silencio... -¡Contesta!- Gritó furiosa.
No me importó que me amenace, mi cuerpo desapareció a medida que me alejaba, dando fuertes impulsos para llegar donde la rubia, la castaña y el de risos estaban luchando, al parecer estaban muy cansados. Un podrido estaba tomando a la castaña y otro a la rubia, el de risos no sabía a quién salvar. Corrió rápidamente a una y cuando intentó salvar a la otra, el caminante ya tenía su mandíbula en el cuello de la rubia, pero no llegó a morderla porque le enterré mi cuchillo antes de que pudiera hacer algo, los tres me observaban desconfiados, pero rematando los mordedores que se acercaran.
-Gracias. –Susurró la rubia, solo recibió una sonrisa de mi parte, a la par que inserté mi cuchillo en la cabeza de uno de los podridos.
Guardé mi cuchillo rápidamente en su funda, que estaba situada en mi pierna, un poco más arriba que mi arma, bajé un poco más y tomé mi pistola, para apuntar y disparar a los muertos que se acerquen, sinceramente podría estar todo el día así, sin miedo. Pero ahora estaba protegiendo a tres personas que parecían desorientadas y una de ellas parecía estar débil. Cuando quise acordar, habíamos acabado con todos los muertos.
-¿Quién eres? –Dijo el hombre, ahora apuntándome. Alcé una ceja y apreté aún más mi arma.
-¡Basta con tu actitud hostil, Rick! –Gritó la rubia. -¿No ves que ella me salvó cuando tu salvaste a Maggie? – Le dedicó una mirada de decepción, para luego dirigirse hacia mí. –Gracias por venir a ayudarme. Soy Beth, ella es Maggie –Señaló a la castaña. – Y él es Rick, no es un mal hombre, solo que es muy desconfiado.- Le dediqué una mirada hostil al hombre, al mismo tiempo en el que guardé mi arma en su funda.
-Gracias por ayudarnos. –Soltó el señor hostilidad, simplemente le dirigí una mirada despreocupad.
Me di la vuelta, pude observar de lejos que la morena, que tenía libre las manos dado que el bebé estaba en brazos del chico, venía corriendo con una katana en sus manos. Al parecer no se dio cuenta que estaba acompañada, dado que se abalanzó sobre mí. Mi cuerpo desapareció y a una velocidad tremenda tomé al chico, haciendo aparecer mi cuerpo al mismo tiempo que mi cuchillo era guiado a su garganta. Todos quedaron boquiabiertos.
-No les hagas daño. –Soltó la morena, el bebé comenzó a llorar y Rick la observó con ojos cristalizados. Ella bajó su filosa arma dejándola en el piso.
-¿Judith? –Musitó por lo bajo.
-¿Rick? –Dijo la samurái. –La última persona con la que quería encontrarme. –Gruñó molesta.
-Por favor... Suéltalos- Susurró la rubia, me dio un poco de tristeza así que le concedí el deseo, dándole un fuerte empujón para que se acerque a su grupo.
-¿Cómo te llamas?- Preguntó la castaña, pero la respuesta es la misma de siempre. -¿Eres muda? –Asentí. –Lo entiendo.
Les di una pequeña sonrisa, antes de desaparecer por el bosque dando grandes impulsos, sinceramente no tenía muchas ganas de sociabilizar con alguien en estos momentos, simplemente les presté mi ayuda. Pero algo me detuvo, logré sentir algo muy feo, demasiado feo. Era una horda, una horda gigante que se acercaba, pero caminaban en dirección a donde estaba aquella ciudad del niño sheriff y la niña bonita. Sentí que debía ayudar a esa ciudad, que tenía que mantenerlos a salvo, pero no era suficiente con mi presencia. Corrí de nuevo con las personas, sabía dónde estaban y aparecí de repente dándoles un susto.
-Dios mío. –Gritó la rubia. –Me pegaste un susto. –No hay tiempo...
Tome el brazo de la rubia y comencé a correr, los demás me seguían. Corrimos mucho, pero el chico al que amenacé paró en seco.
-Ahí está mi coche, súbanse y vamos a la comunidad. –Dijo, todos subieron menos yo, que ya estaba partiendo hacia la ciudad.
Si mis cálculos no fallaban, la horda estaría en menos de tres horas allí, por lo que me apuré. En menos de veinte minutos llegué a la ciudad y tomando un impulso, llegué a lo alto de una torre que estaba dentro de los muros, preparando mi rifle, para visualizar que efectivamente a lo lejos, había una horda gigantesca, que se acercaba a paso firme a mi posición y a la de las demás personas.
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Regresando de la muerte // Carl Grimes.
FanfictionLes causé un dolor tan profundo a los que yo amaba. Soy la causa de aquel dolor fantasma clavado en sus corazones y sus almas, pero también sé que seré la causa de su felicidad al momento del reencuentro. Por accidente desaparecí de sus vidas por u...