Capitulo 24. Problemas.

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Beth salió de la casa, para acompañarnos, mientras que Carol fumaba un cigarrillo.

-¿Quién? –Preguntó la peliblanca.

-Ella. –Señalé la torre.

Beth se acercó y enfocó su mirada en la torre, entrecerrando los ojos para luego abrirlos con sorpresa.

-¡Ella está aquí! –Gritó emocionada.

-¿Quién está aquí, cariño? –Hablo Carol tranquila.

-Es una mujer, que me ayudó cuando estaba en problemas, es muy rápida, me pegó un susto tremendo. No sé cuándo habrá llegado pero no la vi por ahí.- Aclaró.

Su figura se me hacía familiar, una cola de caballo castaña, ese cuerpo bien formado, su poca ropa y ese rifle. Si no me equivoco, es la mujer que vi junto a Danielle en el pueblo.

-Quiet*... -Susurré, recordando el nombre de la nota que Danielle encontró.

-¿Qué dijiste, cariño? –Habló Carol.

-Nada, debo irme. –Dije entrando a la casa.

Busqué a Danielle con la mirada desde la entrada de la casa y no la encontré. Me dispuse a subir al segundo piso rápidamente para tomar el rifle de francotirador que Rosita me prestó. Así lo hice, entré en mi habitación y lo tomé, era más pesado de lo que recordaba. Al salir Carol me observó confundida, solamente hice un movimiento de cabeza en signo de saludo y corrí hasta la torre.

Era difícil de subir, así que lo hacía con cuidado. El interior estaba bastante viejo y descuidado, había algunas escaleras rotas, por lo que debía de saltarlas.

Al llegar al techo, salí con cuidado hasta quedar detrás de la francotiradora, que era efectivamente la mujer que divisé en el pueblo, junto a la castaña.

-Quiet. –Hablé firme. Ella se dio vuelta para observarme, con una leve pizca de sorpresa. –Así te llamas, ¿verdad? Mi novia encontró tu nota fuera de los muros. –Acaré. Simplemente se dio la vuelta para seguir apuntando a alguna parte de lugar. -¿Qué haces aquí? Es decir, sé que no puedes hablar y por eso te haces llamar Quiet. Pero, ¿estás aquí para ayudarnos? –Ella simplemente asintió y me dispuse a acercarme, pero se levantó para observarme fijo, con una mirada amenazante.

Entendí lo que quería. Que me vaya y así lo hice, simplemente intenté darle una sonrisa, como mamá me dijo que haga. "Confía", esas fueron las palabras de mamá en mi sueño. Salí de la torre esta vez con facilidad y caminé por las calles de Alexandría. Logré escuchar un ruido metálico, algo que se rompía. Observé la reja y vi algo que me puso los pelos de punta, la reja estaba cayendo, al parecer los tornillos se habían zafado por tanta fuerza infligida y ahora los caminantes tendrían acceso libre a devorarnos el trasero.

-¡Todos! ¡Corran! –Grité, Andrea se acercó corriendo a mi.

-¿Qué demonios? ¿Cómo entraron?

-Las rejas se rompieron. –Dije apuntando con el rifle y apretando el gatillo, dejando salir un fuerte ruido.

-Tenemos que hacer algo. –Dice seria.

Michonne y Danielle aparecen, listas para pelear. Papá y Glenn también llegan rápidamente. Maggie estaría con Evangelina y Carol cuidando de Beth y Judith.

Danielle sigue a Michonne, que corren en dirección a los caminantes, yo me encargo de cubrirlas desde mi posición actual. Un estruendo se escucha, y el cuerpo de una persona se aparece al lado mío, era Quiet. Se apareció y tomó su rifle, apuntando a los muertos, disparando para tirar el cerrojo hacia atrás y volver a disparar. Disparé dando en el blanco, tiré el cerrojo hacia atrás y lo solté, volví a disparar pero fallé.

-Demonios. –Bufé.

Papá y Glenn llegaron a nuestra posición.

-¿De nuevo tú? –Miró a Quiet.

-No hay tiempo. –Dice Glenn. –Debemos ir a ayudar a Michonne y a Danielle. –Al parecer estaba preocupado. ¿Quién no lo estaría?

Papá asintió y corrió siguiendo a Glenn, que ya estaba preparando su pistola. Disparé nuevamente, dando en la cabeza de un caminante que estaba a punto de morder a Danielle, sonreí victorioso. Quiet disparó, dando en uno de los muros de Alexandría, la bala rebotó dando con tres caminantes al mismo tiempo. Esta chica era buena.

-Eres bastante buena.- Le dije, solo soltó un suspiro.

Me quedé sin balas al dar el último disparo. Ese iba para salvar a Glenn. Bufé decepcionado y me puse de pie, colgándome el rifle. Tomé mi pistola con mi mano derecha y con la izquierda llevaba un cuchillo. Corrí en dirección a la horda. Practicamente, el plan era matar a todos los caminantes posibles para levantar la reja y evitar que pasen más. Al llegar, Danielle se acercó a mi y pegamos espaldas.

-No te separes de mí.- Le dije, sentí como asentía a mis espaldas.

-Tu tampoco. –Aclaró ella.

Comencé a disparar a los objetivos más cercanos, Danielle hacía lo mismo, cuando un caminante se acercaba demasiado, le enterraba el cuchillo en el cráneo. Quiet ya no disparaba, ahora estaba combatiendo cuerpo a cuerpo. Su manera de combatir era mágica, ella se movía a una velocidad inhumana, a medida que daba impulsos, su cuerpo desaparecía y aparecía más adelante, para eso todas las cabezas que estaban en ese trayecto salían disparadas, al parecer las cortaba con un cuchillo o algo así. Los habitantes de Alexandría pronto llegaron, con cuchillos de cocina, alguna a que otra pistola, también logré ver a Pablo y a Chris con unos bates de Beisbol. Los caminantes eran muchos, lo admito, pero el pueblo nos estaba ayudando a acabar con ellos. Para cuando quise acordar, ya estaba anocheciendo y todavía no terminábamos. Era difícil moverse por los cuerpos que se encontraban en el piso. Los caminantes todavía entraban pero eran menos, ya no había tantos.

-¡No paren! ¡Denles con todo! –Gritó papá rematando a un caminante.

Pronto nos acercamos a la reja y ya no había tantos caminantes. Salí al exterior para seguir rematando, junto a Pablo, Danielle y Glenn que le insistía a la castaña que entre de nuevo, pero ella no le hacía caso. La reja ya estaba levantada, y comenzaron a reparar los tornillos que la mantenían sólida en el piso. Para eso los caminantes ya eran menos, sinceramente estaba aliviado.

-¡Entren! ¡La reja ya está reparada! –Gritó papá desde el otro lado abriendo la reja.

Danielle entró primera, por orden de Glenn, luego Pablo, después de él yo y por último Glenn. Cerraron la reja después de que Glenn entre.

-Bien hecho. –Jadeaba papá.

Solamente asentí, para buscar con la mirada a la castaña, que estaba hablando con Pablo. Sonreí al ver que ella estaba bien. Me volví a mi casa, para intentar dormir un poco ya que estaba muy cansado. TD me recibió lamiéndome la mano, pero entré rápido.

Carol se encontraba en la cocina, hablando con una de las mujeres del pueblo, creo que se quedaron esperando a que todo pasara.

-¿Ya terminó todo? –Preguntó la mujer.

-Logramos asegurar nuevamente la reja. –Aclaré. –Pero todavía hay caminantes fuera de los muros. Carol, voy a dormir.- Sentencié.

-No, tienes que comer algo. – Dijo ella, llevándose las manos a la cintura y poniéndome una cara reprobatoria.

Simplemente accedí, comí algo y fui a dormir. Mañana sería un día agotador.

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Bueeeenop.

Sé que me quedó muy cortito el capitulo, es que no tenía inspiración. Prometo que el próximo capitulo va a ser mucho mejor.

Tengo en la cabeza lo necesario para comenzar una novela propia, así que tan pronto como escriba el primer capitulo les voy a mostrar de qué tratará. Lo único que puedo y quiero comentar por ahora sobre la trama es que tratará de una bruja ( o brujo, no lo decidí) adolescente.

Regresando de la muerte // Carl Grimes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora