Capítulo 36

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― ¿Lista? ― preguntó Mack cuando me llevó a la nueva dirección de mis padres. Se habían mudado a Phoenix, a una linda parte de la ciudad.

―Lista― contesté nerviosa.

Mack tocó la puerta, y se escucharon unos pasos. Papá abrió la puerta.

Antes de que me diera tiempo de reaccionar, papá ya me había envuelto entre sus brazos, me levantó por los aires y giró por un momento mientras besaba mi mejilla.

―Mi pequeña esta en casa. ― dijo finalmente y me condujo adentro.

― ¿Para mí no hay abrazo? ― reclamó Mack mientras cerraba la puerta tras nosotros.

―Es bueno verte, hijo. ― dijo papá dándole un abrazo. ― ¡Rose! Adivina quién está aquí. ―gritó papá en dirección a las escaleras.

La casa era bonita, era cálida, y estaba decorada agradablemente. Papá nos condujo hasta una habitación en el segundo piso. Abrió la puerta y ahí estaba mamá.

―Min― dijo sorprendida. ―Min, cariño, ven aquí.

Ambas llorábamos.

―Mamá, lo siento tanto―balbuceé.

―Min, yo lo siento. No debí descuidarte tanto, pero tenía tanta preocupación por este bebé, que me olvidé de mi verdadero bebé. ― dijo suavemente.

―Es bueno sentirse en casa― comentó Mack sarcásticamente.

―Min, lo pasado pisado. ― sonrió mamá. ― ¿Verdad, Fred?

―Sí, volveremos a ser una familia de nuevo. ― comentó papá.

―Min, tienes que conocer a tu hermana. ― Mamá me condujo hasta otra habitación. Era turquesa, con decoraciones de hojas de menta en las paredes. ― En tu honor, Mint.

Sonreí acercándome a la cuna, mientras una pequeña bebé me observaba fijamente con los ojitos brillando y soltaba una carcajada.

― ¿Puedo cargarla? ― pregunté.

―No seas tonta― dijo mamá― obviamente sí.

Sostuve a la pequeña en brazos. Mi familia me miró enternecida y salieron de la habitación para darnos un poco de privacidad.

―Mi pequeña Melanie― le dije mientras le tocaba la nariz― Mel. Te prometo que como la hermana mayor que soy, te voy a cuidar pase lo que pase.

Mel cerró sus ojitos. Se durmió en mis brazos. Mamá entró poco después, para decirme que la comida estaba lista y que papá la estaba sirviendo en el jardín trasero. Un picnic.

Más tarde, estábamos todos en el jardín, observando la puesta de sol.

―Min, supe que el contrato salió bien. ― dijo papá. ― Gracias al cielo, ya tienes un poco más de libertad.

―Gracias a Ed― corregí.

―Gracias a Ed― río papá.

―Cariño, sé que ya sabes de la custodia y no quiero que pienses que lo hice porque ya no te queremos, sino al contrario, sabemos que Mack cuidará bien de ti. Sin embargo, puedes volver a casa cuando desees. ― dijo mamá.

―Mamá, lo comprendo. Pero preferiría vivir con Mack. Es un buen hermano y él me cuida. Es un excelente doctor. ― le dije guiñándole un ojo a Mack. Él sonrió. ― Pero no duden que los visitaré tan seguido que se van a cansar de mí.

―Mi pequeña...convertida en una mujercita. ― dijo mamá enternecida.

―Mamá, no empieces. ― le dije divertida. ― Además, planeo retomar el colegio. Voy a pedir beca en el instituto de bellas artes en Nueva York.

Mis papás se sorprendieron, pero me dijeron que contaba con su apoyo. Mack hizo lo mismo. Finalmente, comprendí que no estaba sola.

Una semana después ya estaba de vuelta en Nueva York con Mack. Las vacaciones finalmente habían comenzado para Mack. Mis padres y mi hermana, vendrían la próxima semana para Navidad.

Me encontraba sola en el departamento, Mack había salido a hacer las compras.

Hoy era 13 de diciembre. La despedida oficial de One Direction.

Busqué la transmisión en vivo. Era una despedida organizada en donde todo comenzó. The X Factor. Varios artistas hicieron un video agradeciéndoles. Little Mix, 5SOS, Robbie Williams, James Corden, y más, dando una tierna despedida. Simon Cowell habló de cómo estaba tan orgulloso de sus chicos.

Me emocioné al verlos cantar History, derramando algunas lágrimas de nostalgia.

Varias imágenes pasaron en las pantallas. Me sentí más emocionada aun cuando se abrazaron al final de la canción.

Un abrazo de equipo. Un abrazo familiar. Un abrazo de hermanos.

Ellos volverían, lo sabía.

Y yo estaría esperándolos aquí, porque a fin de cuentas, no podía negar que estos chicos me habían sacado adelante estos años y habían hecho de mi adolescencia una etapa de locura, felicidad y llena de recuerdos.

Nadie entendería mi amor por estos chicos. Nadie comprendería el impacto que habían tenido en mi vida.

Si algo aprendí de ellos, es que los sueños si se cumplen. Pero sobre todo si se trabaja en equipo.

Cerré la computadora al tiempo que la transmisión se acababa.

Eran "historia". Ellos eran mi historia. Y no los dejaría ir. Y ellos no me dejarían ir, porque a final de cuentas, antes de conocerlos, ya teníamos una historia. Somos el mejor equipo que alguien pudiera ver.

Si, estaba cantando la canción. ¿Y qué?

Teníamos historia.

Pero no terminaba aquí.

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On top of the world (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora