Los efectos de los chismes que Jesse y Ralf habían esparcido por toda la academia sobre Rose fueron espantosos, era de lo único que se hablaba en los pasillos y cuando Rose pasaba puedo jurar que algunas veces escuche como la llamaban de manera descarada prostituta de sangre eso me mataba yo no podía hacer nada pero lo que realmente me mata era la manera en que esto estaba afectando a Rose, su actitud alegre se había ido, estaba pálida con ojeras como si llevara días sin dormir y sin comer e incluso algunas veces la vi llorosa pero yo solo podía observar. Alberta había hablado un par de veces conmigo mostrando su preocupación con la situación y yo solo le podía decir que Rose es fuerte y que todo se iba a olvidar aunque no estaba tan seguro de eso.
Pero note como poco a poco la princesa comenzó a socializar más ya no era rechazada ni almorzaba sola lo cual era bastante raro, me temía que la princesa estaba planeando algo para ayudar a su amiga pero aún no estaba seguro, además había notado que muchos de los estudiantes ya no miraban a Rose de esa manera descarda que lo hacían así que pensé que tan vez los chismes estaban perdiendo un poco de importancia, rogaba porque así fuera. Las prácticas conmigo creo que eran un tipo de escape para Rose de todo lo que le estaba sucediendo, me gustaba pensar que era porque le gustaba mi presencia tanto como a mí me gusta la de ella, no no no!! Detuve esos pensamientos, estaba consiente que me estaba enamorando de Rose pero evitaba pensar en eso, lo único que trataba de tener en mente es que estaba mal.
Nuestro entrenamiento comenzaba comúnmente trotando yo lo hacía a su lado dándole algunas instrucciones de manera amable temía que si era muy duro con ella se derrumbaría, al final ella es fuerte pero no invencible y ha tenido que lidiar con muchísimas cosas en las últimas semanas, luego pasábamos a movimientos ofensivos, logro darme algunos buenos golpes lo que me hacía sentir orgulloso estaba mejorando y mucho, luego me di cuenta que me pegaba una y otra vez y vi en su mirada una ira y odio que me hizo pensar que en ese momento no estaba peleando conmigo en realidad lo hacía contra sus problemas, deje que se desahogara unos minutos y le ordene parar.
Llevamos el equipo al almacén y mientras lo guardábamos vi sus manos, sin pensarlo le tome de las muñecas.
-Tus manos. Solté una palabrota en ruso, no podía creer como había permitido que sus manos llegaran a este estado. -¿dónde están tus guantes? Como pude ser tan descuidado.
Ella se miró las manos como si no supiera a que me refería, pude ver un poco de sorpresa cuando comprendió, sus manos estaban agrietadas, en algunas partes en carne viva y sangrando. Es que acaso no sentía dolor?
-no tengo, nunca los necesite en Portland.
Solté otra palabrota en ruso sabiendo que Rose no comprendía nada, me indignaba un poco su despreocupación en sí misma, le indique que se sentara en una silla mientras iba por un botiquín. Limpie sus heridas y la sangre seca, Rose estaba muy pensativa y me sorprendió lo que dijo.
-este es solo el principio ¿verdad?
-el principio ¿de qué? No sabía a qué se refería.
-el de mi fin. Me convertiré en alguien como la guardiana Alberta y loa demás, descuidada, seca después de tanto entrenamiento y tanta pelea al aire libre, ya no son guapas. Hizo una pausa – este tipo de vida las destroza, me refiero al aspecto.
Sin dar crédito a lo que oí, levante mi mirada a esos ojos hermosos y la contemple y me convencí de lo que ya pensaba, no, era imposible que una mujer tan bella como Rose le sucediera eso, simplemente no pasaría y lo sabía.
-eso no va a sucederte a ti, eres demasiado ... me atragante con las palabras que le iba a decir que es demasiado bella, hermosa que no había conocido a nadie como ella, no podía así que opte por la respuesta más fácil. –Eso no va a sucederte a ti.
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∞ Academia de vampiros por Dimitri ∞
FanfictionAcademia de Vampiros pero contada desde el punto de vista de nuestro Dios ruso Dimitri. Los personajes y la historia pertenecen a RICHELLE MEAD.