Capítulo nueve

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Marika

Me había pasado toda la noche durmiendo profundamente. Por primera vez en la vida no me preocupé de mi padre y fui egoísta al pensar primero en mí.

Dormí mucho y alcancé algo parecido a la felicidad hasta que el idiota de Ben Parish me despertó. No me había dado cuenta de sus mensajes de texto, pero decidí contestar su llamado a falta de sueño y de algo mejor que hacer.

No me gusta que me llame ni que se preocupe por mí. No somos amigos y es incómodo que un perfecto desconocido quiera meterse en mi vida a la fuerza; no estoy acostumbrada a que alguien se interese realmente por mi salud o mi bienestar en general.

No hablé más de diez minutos con él y me levanté bien abrigada para comenzar a hacer las labores de la casa. Limpié mi pieza, ordené los libros y los pocos peluches que estaban tirados en el suelo los puse sobre mi cama. Mis peluches son muy viejos y los conservo desde que era una niña, son recuerdos de un tiempo en el que fui realmente feliz, antes de que mi padre enfermara y se olvidara de las cosas importantes de la vida.

Siendo honesta, creo que él enfermó desde que mamá se fue y empeoró al ver que su única hija se estaba convirtiendo en la copia de la mujer que le rompió el corazón. La bebida, solo es una consecuencia de amar demasiado a una mujer insensible.

Mientras ordeno mis cosas, llego a la absoluta convicción de que mi padre aún ama a la mujer que nos abandonó. Estoy segura que si ella decidiera volver, él le perdonaría todo y volvería a poner su vida entera en las manos de June Kent. Muchas veces me he preguntado qué se sentirá tener tanto poder en la vida de un hombre, pero no me gustaría probar la experiencia; no quiero arruinar la vida de nadie y un amor tan intenso solo puede causar dolor.

Hay mucho silencio en la casa, lo que no deja de ser preocupante. Me dirijo al cuarto de papá y veo que aún está dormido en la misma posición en la que le he dejado en la noche. Me agacho a su lado y acaricio suavemente su cabello mientras le veo dormir profundamente.

Después de unos segundos él abre los ojos y se incorpora un poco.

-No haz ido a la escuela- murmuró mirándome preocupado- ¿estás bien?

-Sí-respondo en un suave susurro-, lo que pasa es que me he resfriado un poco y esta mañana me dolía un poco la cabeza, así que he decidido quedarme en casa.

-¿Te sientes mejor? Si quieres podemos ir al hospital de la Universidad para que te revisen.

-No es necesario, ya estoy bien- dije muy convencida-... ¿Tienes hambre? ¿Quieres que prepare el almuerzo?

-Puedo ayudarte, no estoy enfermo.

Asentí antes de ayudarle a ponerse de pie para ir a la cocina. Papá me ayudó a preparar una pequeña lasaña de verduras para los dos. Hace mucho tiempo que no cocinábamos juntos y fue un muy buen momento juntos.

-Me gustaría hablar contigo- murmuró mi padre mientras comíamos-. El próximo año se supone que debes empezar la Universidad y ni siquiera hemos buscado los formularios para las solicitudes.

-Sobre eso...- comencé a remover la comida de mi plato con el tenedor- creo que no estoy muy interesada en ir a la universidad.

Papá me miró con algo de sorpresa.

-¿De verdad?- preguntó incrédulo- Eres muy inteligente e increíblemente talentosa, te iría bien en la Universidad; incluso podrías estudiar medicina si te lo propones.

-No lo sé- susurré-, aún me queda tiempo para pensar acerca del futuro.

No me gusta la medicina; se me dan bien los niños y me habría gustado ser el tipo de profesora que sabe cuando los niños mienten. Pero no tengo que engañarme, sé muy bien que yo no puedo ir a la universidad, no puedo dejar a mi padre solo. No quiero ni siquiera pensar en la posibilidad de un accidente mientras estoy lejos, me sentiría muy culpable si algo le pasa y no podría perdonármelo nunca.

Mi Destino (Bringer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora