Ahí estaba, como siempre con su amiga. Tenia que esperar a que se fuera para poder hablar con ella, al parecer no me había visto. La deje caminar y fui sigilosamente tras ella. Iba mas rápido de lo normal pero logre alcanzarla y me detuve frente a ella obstruyendole el paso.
- No tan rápido niña - no mostró emoción al verme.
- ¿Tu también? - dijo casi en un susurro.
- ¿Cómo?
- Nada ¿qué se te ofrece? - me llamo mucho la atención ver su rostro sin emociones, eso no era normal en ella y la verdad prefería verla haciéndome caras a verla así sin nada que expresar.
- Quiero que me digas ¿qué hay entre Ivan y tú?
- ¿Qué? ¿entre Ivan y yo? - me miro analizando su respuesta - creo que eso es algo que a ti no debe importarte.
- ¿Puedo tomar eso como un ''No te diré''? - dije entrecerrando los ojos.
- Puedes tomarlo como un ''Deja de meterte en mi vida'' - se abrió paso y como era su costumbre me dejo ahí parado.
- De una u otra forma me dirás - grite mientras la observaba alejarse.
Ella no hizo caso a mis palabras y siguió caminando. Su actitud me dejo pensando, no cabía duda que Tania era muy tonta. Al girarme Ivan estaba recargado en la pared.
- Tiene su carácter ¿verdad? - su sonrisa de superioridad me revolvía el estomago - acéptalo Alex, esta vez no pudiste conmigo. Yo le gusto a Tania.
- Vete a la mierda - pase a su lado sin voltear a verlo, lo oí reírse. Aquello era un poco frustrante, por primera vez Ivan me estaba ganando la guerra y todo gracias a la ingenuidad de Tania. Yo tenia que avanzar, el imbécil iba dos pasos por delante de mi y Tania no seria la causa de mi derrota, tarde o temprano esa niña tenia que ceder. Me sentía furioso, pero no sabia que era lo que realmente me molestaba. El hecho de no poder cumplir lo que le dije a Ivan que sucedería con la niña o saber que a Tania le gustaba él y no yo. Eso era algo aun peor, esa niña no podía gustarme. Ok lo admito, era una niña como pocas y eso me resultaba un tanto interesante pero nada más.
Aparte esos pensamientos de mi cabeza, no era bueno darle tantas vueltas al asunto. Tenia que abordar a Tania de nuevo y saber si era verdad lo que Ivan decía. Mientras tanto no debía preocuparme. Llame a Carina, contesto al primer tono. La emoción que su voz desprendía me relajo un poco, esa chica me atraía demasiado, era una excelente compañera en la cama y lo que yo necesitaba en esos momentos era olvidarme de todo.
Regrese a mi casa pasada la media noche, toda la casa estaba a oscuras. Camine por el corredor sin hacer ruido y al subir el primer peldaño de las escaleras la luz de la sala se encendió. Al girarme me encontré a mi padre sentado en el sofá con una tasa de café en la mano. Me miro con frialdad, lo ignore y le di la espalda. Iba a subir el segundo escalón cuando hablo:
- ¿De dónde vienes? - su voz sonaba tranquila, puse los ojos en blanco. Esa maldita manía se me había pegado.
- ¿A caso te importa? - dije sin mirarlo.
- Si no me importara no te lo preguntaría - estaba comenzando a irritarme - me importa y me preocupa todo lo que a ti se refiere.
- Si de verdad te importara ya te hubieras largado de nuestras vidas - me aproxime a él - ¿no te basta todo el daño que ya nos has hecho? - su estado neutro me hizo enojar aún más. Me miró analizando mi rostro, negó con la cabeza y se marcho.
Sabia que aunque no me agradara aquel hombre era mi padre, pero no podía evitar odiarlo. Lo quería lejos de mi y de mi familia.
Decidí no ir el resto de la semana a la secundaria. Llegue a medio día a la casa de Fabián, sabia que Tania estaría ahí con Julieta y tenia que aprovechar la oportunidad para hablar con ella.
ESTÁS LEYENDO
Hecho para ti
Roman pour AdolescentsAlexander es un chico de trece años, criado entre golpes, gritos y malos tratos. Durante años soporto el desprecio de su padre. Hasta que encontró una manera de escapar de aquel infierno. Paulina, su amiga de toda la vida y actual novia tuvo que mud...