La grava crujía bajo mis pies, la casa de Fabián estaba a unos cuantos pasos. El sol se había escondido detrás de las pequeñas casas. Apague mi cigarrillo y toque la puerta, espere un momento y después Julieta apareció. Me miro y una enorme sonrisa se dibujo en sus labios.
- Pasa - dijo abriendo más la puerta para que yo pasara. No entendía su actitud, siempre me recibia con el ceño fruncido.
- ¿Y tú primo? - me lance en el sillón reclinable.
- Con Tania, acaso no te contó que hoy tenían una cita - ¡¿Qué?! levante la vista hacia ella - suerte para la próxima perdedor - dijo, remarcando la palabra perdedor. Pero ¿cómo era posible?
- ¿A qué te refieres con eso de ''suerte para la próxima" - la tome del brazo y la hice girar hacia mi.
- Crees que soy estúpida ¿verdad? - me miro con ironía en la mirada.
- En serio quieres que responda eso - tiro de su brazo safandose de mi y puso los ojos en blanco.
- Te vi - la mire directamente a los ojos y fingí no entender lo que me estaba diciendo, entonces ella prosiguió - ayer en el cuarto de mi primo, tenias el celular de Fabián en las manos. Supe lo que hacías - mierda. No sabia que decirle, mi boca se había desconectado de mi cerebro - te voy a dar un consejo, Alex, aléjate de Tania, tu no eres su tipo y estoy segura que ella tampoco es el tuyo. - Dio media vuelta y desapareció en el pasillo. Volví a tumbarme en el sillón, Julieta no tenia idea de lo que decía. Tania si que era mi tipo.
Salí de aquella casa derrotado y frustrado, no sabia que hacer. La imagen de Fabián besando a Tania se proyectaba en mi cabeza y la rabia bullía. Me volvería loco en cualquier momento.
Le llame a Fabián una y mil veces, las mismas que rechazo mi llamada. Y si están haciendo...
- Alex - dijo una voz femenina interrumpiendo mis horribles pensamientos. Me gire y mire a la chica, su cara me era familiar pero no la recordaba bien.
- Ah, hola - metí mis manos en los bolsillos de mi pantalón y me acerque a ella.
- ¿Cómo te va? - era muy guapa. Tenia unas hermosas piernas largas, y senos grandes. Si hubiera estado en mi cama alguna vez, la recordaría.
- Bien - Sonreí nervioso - oye dirás que soy un grosero pero ¿nos conocemos?
- Por supuesto - su sonrisa se ensancho - hace unas semanas, soy Sara.
- ¡Oh! si ya te recuerdo - fruncí el ceño al recordar como me comparo con el infeliz de Fernando.
La acompañe hasta su casa y en el camino charlamos, me hablo más de ella. Tenía 13 años, estaba soltera, lo cual se me hizo raro, Sara era muy guapa. Era la más chica de tres hijas, no tenía mucho que se mudaron a esta ciudad, por esa razón no tenía amigos. La chica me cayo muy bien, su compañía era agradable y afortunadamente no era una niña mimada. Me quede muy sorprendido al ver lo grande que era su casa, era casi igual a la casa en la que...
- ¿Quieres pasar? - Sara interrumpió mis pensamientos.
- No se si deba - me sentía nervioso y no tenia idea de por qué.
- No seas marica y entra, no como - solté una carcajada ante su comentario. Sara era la primer chica guapa a la que no me daban ganas de tirarme, me gustaba más como amiga.
- Y bien ¿qué tienes para contar? - la mire caminar hasta perderse en la cocina mientras yo tomaba asiento en el sofá - No me has dicho nada de ti - su voz era casi un susurro. Me limite a decirle lo básico, le hable de mis hermanas y mi madre, evitando sus preguntas acerca de mi padre. Ella quedo satisfecha con lo que le dije, o eso es lo que yo pensé hasta que me miro directamente a los ojos.
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Hecho para ti
Teen FictionAlexander es un chico de trece años, criado entre golpes, gritos y malos tratos. Durante años soporto el desprecio de su padre. Hasta que encontró una manera de escapar de aquel infierno. Paulina, su amiga de toda la vida y actual novia tuvo que mud...