CAPITULO 18.

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Tania abrió unos ojos enormes y los clavo en mi. Quise sonreir al verla empapada pero me contuve, si lo hacia ella enfurecería más. Poco a poco retrocedió alejándose de mi sin decir ni una palabra, quise detenerla. No podía mover los pies, algo me detuvo; la seguí con la mirada hasta que salio del agua y echo a correr hacia la cabaña. Julieta fue detrás de ella.
- ¡Alex! - la voz de Fabián provoco un escalofrío en mi espalda. Me gire para encontrarlo parado a lo lejos sobre una roca enorme. Con la mano me incito a que saliera del agua y me acercara a él. Los pies me pesaban, me sentía incomodo, más no arrepentido, así que con el pretexto de que tenia que quitarme la ropa mojada y ponerme algo limpio logré evadirlo.
- Está bien, solo no te tardes. Muero de hambre - asenti sin mirarlo a la cara y acelere el paso.
Pase por la habitación en donde se instalo Tania y la mire sentada en la cama de espaldas hacia mi. Estaba un poco inclinada, me moví un poco y pude ver que tenia los codos sobre sus rodillas y cubría su cara con ambas manos. No supe si lloraba o solo pensaba. Suspire y reanude mi camino hacia la habitación.
- Pero... ¿Qué se supone que fue eso? - Julieta me alcanzo en la habitación . Estaba igual de sorprendida que yo por lo que acababa de suceder. No tenia idea de donde saque valor para hacer lo que hice. Y es que de verdad estaba lo suficientemente loco para haber besado a la novia de mi mejor amigo exponiendome a que todos los presentes me vieran y entonces si que habría mandado al trasto una bonita y larga amistad.
- Un beso. Y no te pongas de santita que tu conoces eso y más - hable por fin después de darle tantas vueltas al asunto
- ¿Por qué lo hiciste? Si Fabián llega a vert...
- No lo hizo y eso es lo que cuenta. Espero que tu no le vallas con el chisme, esto debe quedar entre tu, Tania y yo ¿de acuerdo?
- De acuerdo - dijo poniendo los ojos en blanco - Pero... ¡wow! tu si que tienes pelotas. Mira que jugartela de esa manera, por primera vez en mucho tiempo me sorprendes más que cualquier otra cosa - se tumbo en la cama y no pude evitar ver como le saltaron las tetas al realizar esa acción
- Ni que fuera algo del otro mundo
- Nadie ha hecho eso por mi nunca
- Y no te has preguntado por qué
- No, la verdad es que me da igual - sonrió con descaro. Me quede observándola en silencio, a ella pareció no importarle, al menos los primeros sesenta segundos
- ¿Qué? - pregunto ceñuda
- Eres tan impredecible - puso los ojos en blanco y de un salto bajo de la cama. Se dirigió a la salida dándome un ligero golpe en el brazo al pasar junto a mi.
Tenía la cabeza hecha un lío, ¿qué me había pasado? Reproduje el beso en mi cabeza, no había sido nada sensato. Dios, teniendo a esa niña cerca nunca actuaba con sensatez. Mi celular vibro, un pequeño sobre apareció en la parte superior de la pantalla. Lo abrí y suspire con pesadez al leerlo
<<Hola Alex, que tengas una bonita tarde. Besos, Paulina>> No lo respondí, me salí de la bandeja y deje el celular en la cómoda. Aun me sentía raro, pero era una rareza diferente. Era algo así como una mezcla de emociones positivas. Euforia, satisfacción, alegría; estaba relajado y contento conmigo mismo, muy a pesar de haber traicionado una vez más a mi mejor amigo en sus narices. Pero que mierda, él no se merecía eso, lamentaba tanto no sentir remordimiento. Eso era algo tan normal en mi. No me gustaba ser así, eso solo corroboraba lo que muchos decían; y es que el ser egoísta y un cabrón de mierda era la especialidad de Fernando y Federíco Palacios. Esos hombres no tenían escrúpulos, siempre conseguían lo que querían sin importar sobre quién tenían que pasar. Y, para mi desgracia su sangre podrida corría por mis venas.
Nos reunimos todos en el jardín de la cabaña, Eleazar azaba carne mientras Sonia, Julieta y Tania picaban pimientos y algunas cosas para acompañar la comida. Fabián me extendió un plato con algunos trozos de carne, tome asiento cerca de él y no pude evitar mirar a Tania. Ella lo noto, lo supe en cuanto sus mejillas se encendieron, no me miro tan solo se removió incomoda. Su gesto me hizo sonreír, decidí desviar la mirada y supuse que lo mejor era ignorarla todo el rato.

El resto del dia transcurrio tranquilo, aunque Tania huía de mi a cada rato no me importo pues estaba seguro que si no guardábamos distancia se encontraría tentada por mi. De regreso a casa los cuatro nos quedamos dormidos, estábamos agotados. Faltaba poco para llegar a casa de Fabián, Julieta fue la primera en despertar y le seguí yo. Tania dormía recargada en su hombro, su ceño se encontraba fruncido, me pregunte qué estaría soñando y recordé sus pesadillas. Eso me hizo sentir mal, no lograba entender qué clase de demonios podía arrastrar una niña de doce años quién apenas comenzaba a vivir.
La mire dormir, sonreí maravillado al ver como le caía el cabello en el hombro izquierdo y sus labios se encontraban ligeramente entre abiertos. Su nariz emitía un sonido dulce, estaba seguro que esa estúpida pesadilla que la atormentaba no había hecho acto de presencia en ese momento.
¿Cómo demonios es que en algún momento de mi vida pensé en hacerle daño? Sí, tal vez aquella niña tenia un carácter de mierda pero no era mala... Y yo tampoco. Las palabras que alguna vez mi hermana mayor había dicho golpearon mi mente <<Todos tenemos un ángel que nos cuida, que nos protege, que nos salva... El tuyo esta en camino>> Y es que yo no creía en casualidades, "nada pasa porque sí" Por algo el destino se había empeñado en juntarnos. En ese momento, al verla dormir, supe que ella era mi ángel.

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⏰ Última actualización: May 23, 2020 ⏰

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