Carta sin enviar Nº6

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Querida Jenna:

Verlos charlar, reír y sonreírse me destrozaba por dentro.

Ya sabía que no tenía ningún derecho de intervenir, de reclamar todo lo que él producía en ti con sus melosas palabras. No tenía derecho de reclamarle esa delicada sonrisa que te sacaba de vez en cuando, o tus pequeñas carcajadas cuando te hacía una que otra gracia, simplemente no podía, porque por más que no quiera reconocerlo él estaba ganando tu corazón, aquello que un día me prometí a mí mismo que sería mío.

Los celos carcomen, 'sacan el temperamento de una persona a flote', porque los celos son la peor manifestación del miedo de perder a quien se ama. Nos ataca la ansiedad, la histeria y en casos extremos el desenfreno por evitarlo.
Pero ¿de qué me sirve sentir celos si tú no me perteneces?
No me sirve de nada.

Quería ir allá a tu mesa y llevarte el café que había pedido para ti, justo como te gusta, pero él te había comprado uno.

Él te compró un Capuchino.

Pero a ti te gusta el Mocha.

-M.

Querida Jenna ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora