Epílogo

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''Lo que ella nunca dijo y lo que él siempre ocultó''.

Del diario de Genevieve cinco años después de la partida de Jenna.

Qué difícil es aceptar que algo termina cuando es lo último que deseas, pero es más difícil aceptar que ese algo en realidad nunca inició.

Su amistad era bastante peculiar.

Él cuidó de ella, de su bienestar físico, mental y emocional olvidándose del suyo propio.

Ella calló, prefirió ahogarse en un profundo mar de pesadillas y café.

Él no era tan malo como pensaba de sí mismo, porque estuvo dispuesto a cambiar por ella, y lo hizo a medida que pasaba el tiempo.

Ella no era tan buena, no se inmutó, no tenía como prioridad aquello que tenía que serlo, descuidó lo verdaderamente importante.

Ellos se amaron, en silencio. Con miradas discretas, con cartas que no fueron enviadas en su debido momento, con café tibio y palabras calladas por el miedo al rechazo.

Ellos estaban ciegos, no veían lo que los demás sí, su más que obvia añoranza mutua de abrazarse y no soltarse nunca con las más puras intenciones, ignoraron eso y mucho más.

Pero, ¿cómo culparlos?

No tuvieron el coraje suficiente, tal vez lo pensaron demasiado, su silencio es el protagonista de su historia.

Provocaron una partida que pudieron evitar.

Tal vez se conformaron con lo poco que recibían del otro, con el escaso cariño que creyeron merecer, con las mañanas de camino a la escuela mientras cantaban en el auto, con las tardes con paseos en el parque, con las noches que pasaban juntos mientras sus penosos abrazos los llenaban de una paz inexplicable.

Pero todo eso no les dio plenitud, una que solo alcanzaron estando separados.

Se amaron, sí, se aman y se seguirán amando, pero a veces eso simplemente no es suficiente.

A veces hace falta fuerza de voluntad, valentía, pasión, pero eran muy jóvenes, no estaban seguros ni siquiera de su futuro. Tenían cosas más importantes en qué pensar y qué hacer.

Cosas que ni ellos mismos comprendían.

Y tal vez sí me equivoqué al principio, el amor es sufrido. Sin embargo, eso no le quita lo maravilloso.

-Genevieve Sullivan.

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Querida Jenna ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora