Querida Jenna:
No sé qué tan obsesionado esté contigo, pero créeme que sé cuándo tus ojeras son por estudiar y cuándo por tus desvelos, el café y las pesadillas.
Lo sé, porque te conozco, porque estoy casi tan acostumbrado como tú.
Verte hoy en la escuela tan demacrada sin duda me destrozó por dentro.
Y sí, me siento culpable.
Culpable por haberte dejado derrumbada y no estar allí para sostenerte.
Atrapada en la inmensidad de tu corrompida mente.
Estás abatida, lo sé.
Estás rota, lo sé.
Pero no estás sola, yo estoy aquí para ti, soy de tu propiedad, aunque no lo sepas.
¿Es que acaso ya te aburriste de mi compañía?
¿Ya no soy suficiente para calmar tu pesar y darte momentáneo sosiego por las noches?
¡Si es así que desgracia la mía!
No sabes cuánto extraño cantarte hasta que te quedas dormida en mis brazos.
Te extraño.
Extraño que te rías de mis chistes malos hasta que te salen lágrimas e intentas hablar, pero las carcajadas no te lo permiten.
Extraño que pasemos la tardes en el parque mientras tomas fotos a todo lo que capta tu atención.
Extraño la hermosa curva de tu boca cuando esa sonrisa auténtica es provocada por cualquier cosa que lo mereciere.
¿Dónde está mí Jenna?
Ya tus ojos no brillan como antes, ni siquiera cuando lees, es como si solo hubiera vacío.
Vacío que pareces querer llenar con café.
-M.
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Querida Jenna ©
Genç KurguUna decisión qué tomar, cartas qué enviar y café para el olvido. Sí, olvidar, porque es más sencillo que amar, porque la amistad es demasiado complicada, ¿cierto? - | Libro 1 de la serie "Café para el olvido" |