Scars

Capítulo 6.

Quería arreglarme para verme presentable, pero recordé que estaba muerta y nadie podía verme; y me sentí peor. Después de llevarme la desilusión de que papá y mamá ya no harían las cenas de los miércoles, decidí salir al jardín donde los vi a ambos. Habían mandado a hacer una especie de kiosco de madera color blanco con dibujos de flores azul celeste y algunas fresas también. Y entonces me vi, el féretro con mi cuerpo permanecía allí, en ese kiosco que habían colocado para mí.
Papá y mamá no subieron a sus habitaciones para dormir, mucho menos entraron a la casa. Sólo sacaron algunas cobijas, dos almohadas y durmieron a mi lado. Claro está que, la caja permanecía cerrada y yo realmente lo agradecí porque hubiese sido demasiado dolor en un sólo día.
No volví con Jeremy y no pretendía hacerlo, fuese lo que fuese que me detenía en este mundo, tal vez lo tenía que dejar pendiente para la eternidad. Comprendí que no era obligación de él ayudarme sólo porque era el único que podía verme, y de alguna manera, me sentí mal por el hecho de que él quisiese deshacerse de mí. Quiero decir, sí, soy un maldito fantasma pero, ¿acaso soy tan desagradable?
Lo había decidido; me quedaría en casa junto a mis padres.

Resoplo con molestia al tratar de colocarme un vestido de corte alto con brillos por la parte de arriba por quinta vez. Llevaba más de una hora tratando de colocarme mi propia ropa, al parecer podía tocarla pero no usarla. Mi vestido negro, con el que desperté era como si fuese ya parte de mí porque por más que lo quitara siempre volvía.
Miré la hora del reloj y suspiré rendida. Había decidido ir a la escuela y presentarme en mi propio homenaje. Después de que acabara dejarían sólo una hora de clases y después la mayoría (o eso esperaba) irían a mi funeral.

Hice un moño en mi cabello agarrado con mi mismo cabello, obviamente, y salí de casa. Caminé hasta⒈JAGHS sin cansarme ni un poco. Aleluya por las ventajas de estar muerto.
Llego justo a tiempo para escuchar el timbre retumbar por toda el aula.
Mis compañeros salen de sus salones y todos se dirigen hacia el gimnasio de la escuela. Habían cambiado los planes de hacerlo en el auditorio en el último momento. Me acerco al mural principal de la dirección (donde colocan los asuntos importantes, exámenes, obras, etc) y quedo bastante sorprendida. Había una foto mía que cubría toda la parte central. Sonreía en esa foto, la recordaba bien; Caroline la había tomado el primer día de regreso a clases.

Sonrío sentimental.

En el lado izquierdo de donde estaba la foto, decía en letras grandes: "En memoria a nuestra compañera Katherin Fhenter. Que descanse en paz". Del lado derecho habían hojas pegadas con mensajes de profesores, compañeros y mis amigos.
Suspiro. No leería nada de eso, no por el momento.

Me dirijo al gimnasio donde todos se encuentran sentados ya. En el centro colocaron un mini escenario y detrás de éste, una mesa larga donde Lana, Caroline, Lauren, Will, Chain, Olive, Gleen y Kazzy están sentados.

Me acerco a la banca donde se sienta el equipo de porristas en cada partido y espero como todos los demás a que el director suba a iniciar el homenaje.

Da tres golpes pequeños en el micrófono y se dirige a todos, sosteniendo una tarjeta de lectura blanca en las manos.

—Buenos días, compañeros estudiantes. El día de hoy nos encontramos todos reunidos para rendir un pequeño homenaje a nuestra compañera Katherin Fhenter que falleció el pasado 15 de marzo. Sin duda, era una chica alegre y caritativa que estoy seguro, muchos la recordarán de esa manera. Gracias a ella y a su tenaz esfuerzo la escuela pudo recibir un bono de 20 mil dólares para mejorar las instalaciones en condiciones deplorables y por supuesto, para mejorar el gimnasio y otorgar nuevos uniformes a las porristas del equipo.

Sonrío mientras mis labios tiemblan. Aún recuerdo todo lo que tuve que hacer, hablé con tantas personas, expuse mis puntos, vendí galletas en la calle y a domicilio, e inclusive hice servicio comunitario junto con mis amigas hasta que nos aprobaron la ayuda. El acuerdo entre la escuela y yo había sido que colocarían nuevos uniformes a las porristas porque estaba segura de que me elegirían como una... Ahora eso era dolorosamente imposible.