Capítulo 11.

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Jeremy falta a clases diciendo que es mejor que vayamos temprano y no nos suceda lo mismo del día anterior. Nos vamos en su auto, como siempre, y en menos de veinte minutos estamos frente a la misma puerta de vidrio. Decido no contarle aún sobre lo que había escuchado decir a Heidi, no era como que yo creyera que hablaba de mí... pero aún así era demasiado extraño, ¿a quién podría haber matado? No se escuchó como metafóricamente. Y es que, era imposible sospechar de alguna forma de ella, inclusive el imaginarla como una asesina era estúpido. Ella nunca haría algo como eso, a nadie, era demasiado buena, pensar en ello era una pérdida de tiempo. Pero entonces, ¿por qué ella había dicho eso? O tal vez fue una mala expresión de su parte, tal vez había una explicación.

Jeremy se encarga de llamar a la puerta dos veces esta vez. Pasan algunos segundos antes de que la puerta se abra. La misma mujer aparece, lleva un vestido largo y holgado color azul claro, sus labios siguen del mismo labial rojo, y esta vez un par de anteojos azules descansan sobre el puente de su nariz.
Se hace a un lado, abriendo la puerta para hacerlo pasar. Jeremy me mira antes de entrar, yo lo sigo por detrás.
Adentro está alumbrado únicamente con velas y focos pequeños que cubren parte de una de las paredes, el ambiente es fresco y un olor a incienso algo molesto, completa el marco perfecto de la casa de una loca. (Sin ofender, claro está).

Su mirada pasa de Jeremy a mi rostro, y ahí lo deja. Mi corazón da un vuelco.

—Puedes verme —susurro, confirmando lo que creía.

—No, no puedo —responde, sin dejar de mirarme. Las arrugas alrededor de sus ojos y labios se hacen presentes cuando frunce el rostro.

Mi confusión se apodera nuevamente de mí, mandándome al lugar de "no entiendo ni mierda" con fuerza.

—¿Cómo...? Pero... Estás viéndome y estas hablando conmigo —Contesto, obvia.

La mujer suspira, juntando una mano por encima de la otra.

—Puedo escucharte, puedo sentir tu presencia, puedo ver tu alma, pero no de la manera en que Jeremy lo hace —responde, tomando por sorpresa a Jeremy. Él no le había dicho su nombre.

—¿A qué te refieres? —Pregunta Jeremy por mí, lo cual agradezco.

—Únicamente te veo como una luz brillante, intensa, eso es todo. A veces, sólo muy pocas personas llegan a ver las almas como en realidad fueron en vida, pero mientras ellas no quieran que una persona como yo las veamos de esa forma, se presentarán en luz.

—¿Qué dices? —Respondo, levantando una ceja— ¿Así que sólo soy una luz brillosa? ¿Por lo menos me veo bonita? ¿O soy una luz molesta? Porque si soy una molesta entonces ya no me gusta este juego.

La mujer sonríe de lado, pero nunca me responde.

—¿Por qué yo puedo verla de una manera y tú no? ¿Qué me hace diferente? —Pregunta Jeremy, sintiendo más interés. Para no creer en eso, está demasiado interesado en el tema.

—Cada persona es diferente, y cada una tiene distintos dones. Yo fui afortunada con el don de la clarividencia, pero muchas almas no se sienten a gusto con personas que tengan este don, es por eso que no se muestran del todo, al menos hasta que sepan que pueden confiar —se acerca a Jeremy y toma su mano, haciendo que él se sobresalte al momento en que sus manos se tocan— En tu caso... —comienza a hablar, mirando hacia a mí, sin soltar su mano— La conociste mientras ella estaba confundida, sin saber aún que ya estaba muerta, por eso pudiste verla.

—No entiendo —responde él, una vez que la mujer lo suelta.

—Cuando un alma está confundida y no tiene claro aún lo que es, es más fácil que una persona con un don como tú o como yo, la veamos como fue en vida, como si fuese una persona, tocarla, sentirla, porque ella no tiene de quién desconfiar aún, porque cree que sigue viva. Pero cuando se da cuenta de lo que sucede con ella, adopta esta forma de luz, impidiéndonos a los otros verla como es. Ella confía en ti porque tú la ayudaste, esa es la razón por la que puedes verla.

ScarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora