Capitulo 50

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  Capitulo 50


Su rostro se entristeció por apenas un segundo antes de hacerse más severo. —Mentira —dijo, sacudiendo su cabeza. —Estoy tan acostumbrado a lidiar con mentirosos que sé cuando una mentira viene antes de que la persona abra la boca.
Yo era la peor mentirosa y Justin era el mejor en descubrirlo, lo que significaba que no podía salirme con la mía. Razón número mil una del por qué Justin y yo nunca funcionaríamos. —No soy exactamente una matona, ladrona o traficante indistinguible. Yo no miento de los dientes para afuera, así que deberías recalibrar tu detector de mentiras.
Sus ojos se quedaron enfocados en mí, sin pestañear. —Bien. Convénceme entonces. Convénceme de que no me quieres como yo te quiero.
Él no lo iba a dejar ir, no me iba a dejar ir tan fácil. Era tan romántico como exasperante. —He dicho todo lo que...
—Que se jodan las palabras —me interrumpió. —No creo lo que has dicho. Convénceme con acciones.
Respirar estaba empezando a ser algo difícil de hacer. —¿Quiero saber qué significa eso?
Luego, sin ninguna advertencia, me jaló de mis pantorrillas, deslizándome a través del suelo hacia él. Inclinándose hacia mí, sus ojos se movieron hacia abajo. —Bésame —dijo, su boca tan cerca de la mía que casi lo estábamos haciendo. —Convénceme de que no soy más que un chico al azar que dejaste en el pasado.
No tenía ningún no en mí, y en ese momento estaba arruinada. —No es buena idea —dije, mi voz temblorosa.
Su mandíbula se tensó mientras sus brazos se enrollaban alrededor de mí. —Diablos, bésame, ____.

Así que lo hice, y en el momento que mis labios tocaron los suyos, el dolor que sentía en mí, hasta en mis huesos, la semana pasada se evaporó. Sólo así. Presionándose hacia mí, Justin bajó mi espalda hacia el suelo, su boca nunca dejando la mía. Su peso sobre el mío, aprisionándome, evitando que me desintegre. Esto sólo hizo que lo besara con más fuerza.

—Diablos, ____ —respiró, cuando mis manos deslizaron hacia arriba su camisa, apretando su espalda.

Y luego su mano estaba bajo mi suéter, levantándolo, explorando partes de mí que yo necesitaba que explorara. Sentándonos los suficiente, levanté mis brazos en el aire, esperando porque él me lo quitara. Él manejó quitarlo con una mano en un segundo, antes de acostarme de nuevo en el piso. Estábamos cerca, una palabra mía se interponía entre él y yo durante todo el camino. Él estaba listo, y yo he estado lista desde el día que lo vi por primera vez. No estaba pensando sobre nuestro pasado cuando su mano se deslizó por debajo de mi brasier, y no estaba pensando sobre nuestro futuro cuando su boca tomó su lugar; no estaba pensando siquiera sobre el presente —estaba viviendo el presente. Su boca se movió hacia mi cuello mientras sus manos viajaban debajo del elástico de mis pantalones, bajándolos. Levanté mis caderas para hacerle el trabajo más fácil.

—¿Estás segura? —Dijo, cubriéndome de besos en la línea del cabello. Nunca había estado más segura sobre lo que me estaba preguntando, pero un indicio de la realidad acuñaba su camino dentro de mi nirvana, como si no necesitara que me lo recordaran, la realidad realmente apestaba algunas veces.
—Espera —dije entre mis respiraciones, queriendo poner un pedazo de cinta adhesiva en mi boca inmediatamente después. Su cuerpo se tensó sobre el mío, sus manos se detuvieron en seguida. Pero a su boca le tomó un poco más de tiempo. Finalmente, moviendo su rostro hacia el mío, sonrió torturado.
—Está bien —dijo. —Esperaré. —Podía escuchar sus preguntas silenciosas, estaban escritas expresivamente en su rostro. ¿Por qué? y ¿Durante cuánto tiempo?

Felicitaciones a _____ Larson por ser capaz de reformar a un tonto don juan.

—No es porque no quiera, porque sí quiero —dije, mi corazón aún latiendo cerca de mil latidos por minuto. —De verdad quiero, pero no quiero que nuestra primera vez sea en un piso de madera cuando estoy toda sudorosa y usando ropa interior vergonzosamente aburrida. —Es por esto que nunca sales de la casa sin alguna asombrosa y atractiva ropa interior estratégicamente en su lugar.
Sonriéndome, me besó en la nariz. —En algún otro momento —dijo, subiendo mis pantalones alrededor de mi cintura.
—Cualquier otro momento, —enfaticé, convencida de que sudoroso sexo con Justin en el piso en que he bailado por quince años era mejor que sexo retrasado. Estaba a punto de decirle esto cuando se sentó, poniéndome junto a él.
—Por cierto, fallaste la prueba de convencimiento. —Tomó mi suéter y lo puso sobre mi cabeza.
—¿Eso fue antes o después de que me quitara mi suéter? —Dije, poniendo el suéter en su lugar.
Me dio una mirada serena. —Antes.
—Sólo lo comprobaba —dije, poniendo las mangas hacia arriba de mis codos porque besar a Justin Bieber era en todas las formas ardiente, sin excluir la temperatura corporal. —¿Entonces fue esa una primera vez?
—Voy a pedir más aclaraciones sobre eso antes de atar mi propio lazo respondiendo, —dijo, sus pupilas aún dilatadas, aún excitado.
—¿Fue esa tu primera vez con una chica en un estudio de ballet...—comencé, —y siendo rechazado? Sonreí, tomando un trago de agua.
—Fue una primera vez —dijo, sujetándome en su regazo.
—Por lo menos tengo una de ellas, —lo molesté, atando mis brazos sobre los suyos.
Levantando su mano hacia mi barbilla, la inclinó hacia arriba. No habló hasta que lo miré a los ojos. —Tú tienes todas mis primeras veces —dijo. —Todas las que importan.

Le di un beso en la boca.

—Pero, ____, necesito que me prometas algo, —dijo, arrugando el rostro. —Si alguna vez llegó a echar a perder las cosas de nuevo, si es un malentendido, o suerte de mierda, o si sólo hago algo para lo que fui creado y arruino todo, —se detuvo, exhalando, —quiero que me prometas que te irás. Abandóname como a un mal hábito y no mires atrás porque Dios sabe, no puedo ser yo quien se vaya ya que soy incapaz de hacerlo.

Realidad, si me estás escuchando, púdrete.

—No lo hare—dije, queriendo o deseando que fuera verdad, probablemente las dos.
—Lo se. Pero me sentiría mejor si lo prometieras —dijo, acariciando con su mano mi mejilla. —Más motivación para no echarlo a perder.
—Está bien —dije, ya arrepintiéndome de las palabras antes de decirlas. —Lo prometo.

Clash - Justin BieberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora