Capitulo 44

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  Capitulo 44

—Dios, Sawyer, Taylor —dijo, recogiendo los triángulos destrozados de polvo. —No vuelvas a atacar sigilosamente a un grupo de chicas a menos de que quieras obtener un codazo en las pelotas.
Él se tocó la cabeza. —Anotado.
—¿Qué quieres? —Taylor preguntó, derritiéndose un poco bajo su sonrisa.
—Vine a pedir prestada a ____. —Sus manos apoyándose sobre mis hombros. —No les importa, ¿verdad chicas?
—Eso depende —Taylor dijo, mirando las manos de Sawyer en mi.
—¿De qué?
Taylor me deslizó una mirada. —De para qué vienes a pedirla prestada.
—Los negocios de un hombre son solo de él —le respondió, tirando de mi silla.
—Excepto cuando no lo son —Taylor dijo en voz baja, antes de hacer un túnel con sus manos y susurrarme al oído, —Espero un reporte completo.
Saltando de mi silla, me despedí de Taylor y Samantha y me volví hacia Sawyer.
—Sácame de aquí —articulé.
Me tomó de la mano y me llevó fuera de la cafetería. —Vamos.

Si esto es lo que tener a cada cabeza volviéndose hacia mi, con ojos escandalizados, se sentía, no quería nunca tomar ese puesto. No entendí cuál era el gran problema con el hecho de Sawyer y yo caminando juntos, pero ellos sí. Probablemente tenía que ver con él tomándome de la mano, la cual debí haber alejado, y los rumores que se formaron y fueron escritos en el libro de los hechos después del baile de bienvenida.

Una vez que estuvimos fuera de la cafetería, exhalé. —Gracias.
—Te veías como si tuvieras dolor físico allá dentro —dijo, llevándome a un pasillo más tranquilo. —Tenía que salvarte de eso.
—Estoy feliz de que lo hicieras- le dije, mirando alrededor. No había nadie cerca y sabía que si alguien pasaba por aquí, Sawyer y yo juntos en un pasillo despejado comenzaría una nueva ronda de rumores. —¿Por qué lo hiciste?
Inclinándose en unos casilleros, Sawyer metió sus manos en los bolsillos de sus pantalones. —Quería disculparme —comenzó, tomándome por sorpresa. —No debí haberte dicho nada, bueno o malo, sobre Justin. Cualquier relación que ustedes tuvieron no era de mi incumbencia. Siento haber tratado de meterme.

Su disculpa me tomó fuera de guardia, pero escuchar el nombre de Justin me afectaba más. Cada vez que lo escuchaba, otra daga se clavaba en mi corazón. Se estaba convirtiendo rápidamente en un alfiletero.

—No estoy segura de si alguna vez hubo una relación —admití, dejando que mi cabeza cayera contra la pared, —y si hubo una, ya no hay más.

Debía ser porque él había robado un auto, o porque él había sido arrestado más veces de las que podía contar con las dos manos, o porque él personificaba todo lo que a las chicas se nos enseñaba a mantener lejos desde que estábamos en primaria. Pero no era por ninguna de esas razones. Yo conocía a Justin y no tenía ninguna relación porque si él en serio se hubiera entregado, no se había tomado a molestia de llamarme primero. Ni para asegurarse de que había llegado bien a mi casa ni para explicarme que demonios había pasado el sábado en la noche. Si tuviéramos algún tipo de relación, Justin se habría preocupado lo suficiente por contactarme, pero no lo hizo.

—Lo siento, ____ —Sawyer dijo, volviendo su cabeza y mirándome.
—No, no es cierto —dije, riendo sobre el hecho de que Sawyer había sido con quien yo me había abierto sobre Justin, pero sabía que tenía que ver con la manera en la que su rostro siempre era cálido y sus ojos nunca me juzgaban.
—Lo siento por ti y el dolor que esto te ha causado —dijo. —Pero no me siento mal por Bieber. Él me puede besar el trasero la próxima vez que lo vea.
Otra daga justo a través del ventrículo izquierdo. —Me gustaría ver eso.
—Quédate atenta —dijo mirando lejos, —que tal vez sí. Justin Bieber finalmente podría recibir una dosis de su propia medicina antes de que todos vayamos a la universidad y él se quede atrás como un desperdicio del espacio condenado de por vida.

* * *
La segunda semana de clases fue diez veces menos dramática que la primera semana. De hecho, sentía como si estuviera establecida en un patrón de normalidad cuando me abrí camino a través del detector de metal la mañana del viernes. Estaba obteniendo As en mis clases —un poco difícil no hacerlo cuando uno calcula que uno es igual a uno y, el deletrear palabras como pregunta y misterio era tan difícil como mi último año lo era.

También me había unido al equipo de baile, ignorando las advertencias de Taylor de que mi popularidad bajaría al menos un cincuenta porciento, y me uní al club del Medio Ambiente, el cual según ella haría caer el otro cincuenta porciento de mi popularidad.

Ahora era cero porciento popular.

También he manejado el poner algunos límites entre la Srta. Taylor y sus amigas —los cuales ellas, la mayoría de los días, trataban de respetar —y mamá y yo incluso habíamos tenido un par de conversaciones amables.

La vida no se había sentido así de normal en años, y mientras había llorado por normalidad por tanto tiempo debí haber estado deleitada por ella, pero no lo estaba. Sabía que tenía algo que ver con cierta persona de la cual aún no había escuchado nada, y cierta persona que debía evitar desde hoy y hasta mi muerte, pero como había aprendido de la manera difícil, el corazón quiere lo que el corazón quiere. Y yo quería a Justin.

Pero no lo dejaría tenerlo, como un padre que no dejaría a su hijo comer un segundo trozo de pastel porque sabe que no es lo mejor para su goloso, amado e impulsivo hijo. No podía dejar a mi corazón que tuviera lo que más quería porque sabía que eso lo llevaría a su destrucción.

—Buenos días, hermosa.
Le di un codazo a Sawyer mientras nos instalábamos en nuestra rutina matutina. —Vete, feo, y no vuelvas hasta que se te ocurra una línea mejor.
—Sólo espera, he estado trabajando en unas cuantas y creo que vas a estar bastante impresionada el próximo lunes, —me respondió, dándome mi moca de las mañanas que había comenzado a traerme un par de días atrás.
—Lo dudo —le dije.

Clash - Justin BieberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora