Capitulo 73

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  Capitulo 73


—Y también sabía que si asumías que era el padre de Justin, y que había mentido sobre eso, sería suficiente para que terminaras conmigo para siempre. Era la única manera que conocía para mantenerte a salvo de mí.
Alcé mi mano de su estómago. —Así que ¿planeaste esto? ¿Durante todo el tiempo que estuvimos juntos, estabas tramando alguna forma de meter la pata soberanamente así te dejaba en paz?
—No, ____ —dijo agarrando mi mano— Así yo te dejaba en paz.
—Esa mañana cuando te connfronté sobre Holly y el bebé, no lo negaste.
—Pero, ¿lo confirmé?
Entrecerré los ojos. —No negándolo, lo hiciste.
Deslizando su gorro abajo, cerró los ojos. —Eso es porque sabía que era la única manera de salvarte de mí. No lo planeé de esa manera, pero cuando me confrontaste sobre Holly esa mañana, sabía que si iba a ser un hombre y dejarte ir, esa era mi única oportunidad. Y por suerte para mí, tuve las pelotas para hacerlo ese día.
—¿Qué? ¿Mentirme? —Le pregunté con un borde en la voz.
Justin negó con la cabeza. —Alejarme de ti.

Toda esta cosa entre Justin y yo había sido un cuidadosamente manejado malentendido orquesteado por él. Estaba herida, y estaba enojada, incluso entendía por qué, pero sobre todo, había terminado con ello.

—¿Terminaste de alejarte de mi, ya? —Le pregunté, agarrando una almohada y arrojándosela a la cara.
Arrojó la almohada de vuelta. —Indeciso sobre eso.
Si no supiera por qué estaba indeciso, esa respuesta podría haber dolido. —¿Por qué estás aquí ahora, entonces?
—Porque quiero estar aquí —dijo, confesándolo como si fuera un pecado.
—¿Y no querías estar aquí antes? —Me acerqué más, deseando que durante dos malditos minutos, pudiéramos estar en la misma página.
—Si —dijo, mirando al techo— Estoy cansado de luchar contra eso en estos momentos.
Allí estaba, la brecha que estaba esperando. La luz roja había cambiado. —Hazme un favor y no luches contra eso de nuevo.
Se incorporó y me miró. Su mirada era paralizante. —Lo haré, ____. Voy a seguir luchando porque no te mereces un tipo sin salida con mi pasado arruinando tu vida.
Levantando mis brazos, exhalé. La humildad era algo bueno, pero ser un mártir era tan malo como creer que eras un don de Dios. Terminé con la rutina. —Si dejaras de hablar acerca de todas las razones por las que no deberías desearlo, tal vez te gustaría escuchar que no me importa —le dije. Bueno, le grité— Conozco lo peor de ti y conozco lo mejor de ti. —Hice una pausa para respirar un poco— Y te quiero.

Algo brilló en sus ojos antes de que desviara la mirada. Apretó la mandíbula mientras miraba la puerta y, justo cuando estaba contemplando levantar una barricada me cerró con mi cuerpo, me atrajo hacia él, sus labios encontrandos los mios. Me besó como si estuviera tratando de consumirme, como si estuviera recuperando la mitad de todo un año de momentos perdidos, y como si estuviera peleando lo que yo sabía que era una pelea inútil. Acunando mi rostro entre sus manos, me besó más fuerte, tan fuerte que no podía respirar, pero si besar así requería la falta de aliento, estaba renunciando al oxígeno para siempre. En el momento me consumió, encapsulándome en nada más que el aquí y el ahora. El pasado, las mentiras, el dolor, nada podría romper el mundo que estábamos creando en estos momentos. Tampoco quería que lo haga. Sacándole su camisa , lo empujé sobre su espalda y la arrojé al suelo. Era la primera vez que él me había dejado quitarle la camisa, pero mis manos contra su piel no eran suficientes. Yo quería el resto de su cuerpo contra el resto del mío.

Justo antes de que yo lo hiciera, Justin deslizó sus manos por debajo de mi camisón, tirándolo hacia arriba por encima de mi estómago, mis pechos, y luego mi cabeza. Sus ojos vagaron sobre mí, inspeccionando mi cuerpo como si estuviera grabando cada línea, declive y curva en la memoria. Sabía que debería haber sido incómodo, sentarse desnuda y expuesta delante de un chico que había visto su cuota de mujeres y podría tener su selección de cualquiera de ellas, pero no había manera de sentirse insegura con la forma en la que él estaba mirándome. Me sonrió cuando sus ojos hicieron el último viaje hacia los míos. Su mirada plata silenciosa, su respiración superficial, su cuerpo listo. Yo sabía que nunca querría a nadie más como lo deseaba a él.

—Justin —le dije— yo...

Las dos últimas palabras se perdieron mientras su boca se aplastaba en la mía, sus manos clavándose en mis caderas justo antes de que de un tirón me moviera de vuelta a la cama. El calor de su piel calentaba la mía, creando una capa de sudor entre nosotros. Sus labios se movían hacia mi cuello, sus manos a mis pechos, y me sentía a punto de caer por el borde del mundo. Pero todavía quería más, necesitaba más. Estaba tan lista para él que podía sentirlo todo el camino hasta los pies.

Clash - Justin BieberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora