Epilogo: Parte 2

355 12 0
                                    

  Epilogo, Parte 2.

—¿Me trajiste a una patética bienvenida? —dije, lista para girarme y salir corriendo— Creí que la razón por la que nos graduamos de la preparatoria era para que no tuviéramos que sufrir más de estas cosas.
—Son un poco diferentes en la universidad —dijo ella, caminando hacia la entrada.
—¿En serio? —dije— ¿Así que no habrá ningún chico excitado tratando de presionarse sobre loque sea que se mueva?
Ella me lanzó una sonrisa tímida.
—¿Y no habrá ninguna música lame cerebros que no lleva siquiera una pizca de ritmo para bailar?
Una sonrisa tímida más pronunciada.
—Eh, India —me quejé— Si yo quería ir al infiero, sólo hubiera subido a la puerta principal y preguntar por Satanás.
—¿Por qué mi compañera de cuarto es tan condenadamente difícil? —dijo mientras comenzábamos a abrirnos paso a través del edificio lleno—. Te gustará esta bienvenida —me gritó sobre la música, sip, la defectuosa música sin un ritmo para bailar— Confía en mí en esto.
Nos abrimos camino al pasillo donde, sip, algunos chicos excitados se deslizaban hasta mí y comenzaban a **** mi pierna antes de que pudiera empujarlo a un lado, grité— ¡No puedo darte confianza hasta que te la ganes, India!
—Dios, necesito un trago —dijo ella, jalándome detrás mientras ella iba directo hacia lo que supuse que era la mesa de bebidas. —¡Sólo sírveme algo! —gritó India sobre la música al chico que manejaba la mesa de bebidas. Hizo un gesto de arma con su mano antes de mezclar algo que vino a lucir demasiado rosa y demasiado fuerte.
—¿Qué para usted, bella dama? —me preguntó después de darle la bebida a India.
—¿Tienes ahí atrás algo que no me haga torcer la cara con dos sorbos? —Por el aspecto de la multitud, era dudoso.
Otro gesto de arma y abrió una nevera y retorció la tapa de una cerveza. El golpe atronador de la canción llegó a un abrupto fin en medio del odioso coro y luego, una lenta y muy familiar canción se abrió paso a través de la habitación.
—¡Oye, amigo! —le gritó a alguien por encima de mi hombro— ¿Qué te sirvo?
—No estoy seguro de si puedo tener lo que quiero —respondió una voz familiar como la voz de Paul McCartney haciéndose eco en las paredes. El aliento se me fue de los pulmones. Bajando la cerveza, me giré lentamente.
—Hola, ____.

Era él. Realmente él. Sonriéndome con esos ojos de plata líquida.

—¿Justin? —dije— ¿Qué estás haciendo aquí?

No es mi mejor momento. Con todas las preguntas que jugaron en mi mente durante el verano, esta no era una de ellas. Dando un paso más cerca, su sonrisa creció. —Como que voy a la escuela aquí. —Por encima de su hombro, India se escabulló lejos, lanzándome unos pulgares arriba y una sonrisa de complicidad.
—¿Así que rechazaste totalmente la NFL? —dije, acercándome más, queriendo alargar la mano y tocarlo para confirmar que él estaba realmente aquí.
—La NFL no se irá a ninguna parte —dijo, metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón. En sus pantalones azules. De hecho, nada era gris en él. Incluso había perdido el viejo gorro. Se veía completamente diferente, pero también totalmente igual— Pero algunas cosas si.
Si, sabía que estaba insinuando algo, pero no tenía idea de qué.
—¿Y no saltaste la frontera para evitar ser encerrado de por vida?
Se rió entre dientes, cambiando su peso. —Nop. He estado libre de crímenes desde hace un tiempo.
—¿Entonces por qué estás aquí? —pregunté— ¿No hay una docena de escuelas en las que podrías haber entrado con mejores equipos de fútbol?
—Tal vez —respondió, alzando los hombros.
—Entonces, ¿por qué aquí? —Sabía que estaba haciendo preguntas tontas, pero no podía parar.
Frotando su nuca, miró hacia el techo. —Tenía la esperanza de que sería un poco obvio.
Nada sobre ahora, o algo de Justin y yo, había sido obvio.
—Estoy aquí por ti, ____—confesó— Mierda, si Juilliard tuviera un equipo de fútbol y realmente me quisiera, me gustaría estar ahí.

Abrí mi boca. Nop, las palabras me fallaron.

—Detén ese pensamiento —dijo, levantando su dedo. Por una vez, parecía casi nervioso— He estado practicando esto durante un tiempo y tengo que sacarlo antes de que me des una bofetada y me pases de largo. ¿Lista? —Cuadrando los hombros, inhalo—Hola, soy Justin Bieber Willson —comenzó, extendiendo su mano. La tomé, sacudiéndola. Él se aferró a ella cuando traté de quitarla— Mi mamá se fue cuando tenía trece años. Mi papá está cumpliendo una sentencia de cadena perpetua por matar a un chico. He pasado los últimos cinco años hogar para hombres siendo intimidado, golpeado y abusado por los chicos, el personal, y hasta el maldito perro. Vendí drogas. Hice drogas. Me arrestaron. Mucho. He follado con un montón de mujeres sin rostro. —Hizo una pausa, aspirando una bocanada de aire— Y entonces, conocí una cuyo rostro no podía olvidar. Me enamoré de ella. La lastimé porque me enamoré de ella y tenía miedo de que me dejara de la manera en que todos los demás lo habían hecho. —Levantó su otra mano, sosteniendo la mía entre la suya— Todavía la amo.

No era capaz de sacar el aliento a este punto de la conversación, así que tuve suerte porque pude hacer algún tipo de respuesta. —Justin—dije en voz baja, sin saber que decir después. Tuvimos tanta historia, historia que hizo de la peor clase de cimiento para construir una relación.

Clash - Justin BieberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora