Capitulo 29

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  Dejó su taza de té abajo, tratando de alcanzar las sienes. Esta fue la primera vez que mamá había bajado sus muros en años, no sabía cómo manejar la situación. —¿No has escuchado alguna respuesta de Juilliard todavía? —Preguntó en tono cansado. Suspiré, deseando que nunca hubiese aplicado en primer lugar. Mi confianza en mí misma realmente no necesitaba otro rechazo más.

—No —dije, tratando de hacer que sonara como que no me importaba, pero maldita sea, lo hacía.

Quería asistir a Juilliard antes de que pudiera deletrearlo. Era una bailarina, había definido mi vida desde que podía deslizarme en mi propio tutu. No me podía imaginar una vida mejor que bailar por un escenario delante de un público hasta la vejez o hasta que mis piernas cansadas me detuvieran, y Juilliard me daría esa oportunidad.

—Todavía es temprano, ____—aseguró ella, viendo a través de mi acto indiferente.
Levante un hombro. —Ya veremos. —Había aplicado a otras escuelas públicas como mi red de seguridad, pero no eran más que eso. Sólo establecidas para atraparme por si fallaba en mi objetivo. Después de haber tenido suficiente corazón a corazón por un día, me volví hacia las escaleras.

—¿____? —Me detuve en el primer escalón, mirando hacia atrás. Mamá estaba mirando en donde mi cabello rizado se curvaba sobre mis hombros. —¿Cómo estás?

Después de cinco años, tenía que trabajar más duro que una sobre-elaborada taza de té y un par de preguntas marginalmente interesadas para obtener la respuesta honesta a esa pregunta. —Bien —le dije, mirándola a los ojos.

—¿En serio?—Por supuesto que en realidad no. Había perdido a toda mi familia en el lapso de un día y nunca los había conseguido de regreso. Y eso era sólo el primer eslabón de la cadena.

—En serio. —Me moví por las escaleras más rápido, pero no lo suficientemente rápido.

—Ya sabes, ____, si alguna vez necesitas a alguien con quien hablar —arrastró la voz de mamá por las escaleras —Sé que probablemente sería el último lugar en la lista, pero estoy aquí si me necesitas.—No podría haber estado más sorprendida si hubiera mirado hacia abajo para encontrar que mis piernas se habían transformado en una cola de sirena.

—Uh —farfulle, buscando las palabras adecuadas. —Gracias, mamá. —Eso funcionaria. Antes de que cualquier otra transacción de otro mundo pudiera tener lugar, corrí el resto de las escaleras y me deslice debajo de mis cobijas hasta soñar con un chico con ojos hermosos y un pasado feo.

~ ~ ~
Caminando a través de los detectores de metales en el segundo día parecía menos extravagante, y las miradas que los estudiantes dejaban caer sobre mí se volvían sonrisas y unos pocos incluso saludaron. Al final del primer periodo, me preguntaba si este era el mismo cuerpo estudiantil. Todo el mundo me saludó en los pasillos, cinco personas se ofrecieron a prestarme una pluma en Trigo cuando pregunté, y una de los apóstoles de Taylor me felicitó por mi elección de atuendo. Era todo un uno-ochenta con respecto a ayer, que o bien la totalidad de los estudiantes habían sido lobotomizados o Justin era un jugador de gran alcance en Southpointe. Un jugador muy potente.

Tenía mi respuesta al final del tercer periodo, cuando alcance a ver a Justin caminar por el pasillo con sus maneras en frente de mí. La sala estaba repleta, hombro con hombro, pero donde quiera que andaba, la multitud se apartaba, como el agua rompiendo contra una isla. Estaba tan hipnotizada mirándolo partir los mares, que no me di cuenta cuando cierta persona que había estado tratando de evitar toda la mañana me dio un codazo.

—Hey, hermosa —dijo Sawyer, lanzándome un guiñó. Oh, hombre. ¿Los chicos seguían consiguiendo sexo con esa línea vieja y cansada? Si es así, abofetearía abiertamente a cada última chica que se había enamorado de éste hasta que las hiciera entrar en razón.

—¿Sawyer? —Le dije, mirando por encima. La sonrisa de luz de carretera alcanzó su punto máximo. —Retira esa línea, ¿quieres? Es una mierda.—Su rostro se ensombreció por la menor de las ventanas antes de que regresara y en toda Sawyer gloria.

—Eso fue una asamblea ayer. Obligado a pasar a la historia de Southpointe seguro —dijo, a la par conmigo mientras aceleraba. Conocía a tipos como Sawyer-habían sido un centavo de una docena en mi vieja escuela- y lo que no funcionaba para mí era que eran más chicos que hombres, más charla que acción. Yo era un tipo de chica que prefería hombres de acción.

—Síp, el solo de trombón realmente pateo culos —le dije, haciéndome la tonta, porque no me importaba y era más divertido. Sawyer hizo una pausa. Pude ver que se rascaba la cabeza internamente.

—Así que tu y Bieber, ¿eh?—Sawyer tenía más huevos de los que yo le había dado el correspondiente crédito. Él fue el primero en sugerir que Justin y yo éramos un elemento en mi presencia. Valiente dado las amenazas de muerte de ayer.

—Somos amigos —le dije, tratando de poner un poco de aire entre nosotros por lo que su hombro no acariciaba el mío con cada paso.

—¿Amigos? —Dijo. —Parecía más que eso. Parecía algo. Me mordí el labio antes de decir lo primero que me vino a la mente. El hecho de que tenía tendencia a la ira no significaba que tenía que dejar que mi temperamento gobernara mi vida, aunque ahora era uno de esos momentos en que deseaba liberarlo de la correa.

—No es nada —le dije, agachándome entre unos pocos estudiantes para llegar a mi casillero.

Sawyer se deslizó a mi lado. —Bien —dijo, inclinándose hacia el casillero de al lado. —Eso hará las cosas más fáciles cuando te lleve al baile de bienvenida. —No sé cuántas revoluciones giré el combo en mi armario, pero eran más de diez y menos de cien. La única cosa peor que no tener una cita para la bienvenida sería tener a Sawyer como una cita. Era el tipo de persona que alquilaba una habitación de hotel antes de escoger un ramillete y equipar una cena de langosta con un sexaton toda la noche. —Digamos que ¿te recojo a las ocho?—No sabía qué día era la bienvenida, pero sabía que no quería ir con él. Sabía lo que quería decirle en un lenguaje no tan propio de una señorita, pero no sabía cómo poner mi negación muy bien. La sutileza nunca había sido mi punto fuerte.

Renunciando a mi combo, inhale. —Sawyer —comencé, volviéndome hacia él. Su rostro estaba tan condenadamente seguro que estuve tentada a usar mi versión de "desmontarlo" con él.

—____ ya tiene cita para la bienvenida.—Justin nos pasó y se cuadró delante de Sawyer. —Ve a buscarte otra chica, Diamond. Éste está fuera del mercado y es lo suficientemente inteligente como para ver a través de tu mierda, incluso si no lo estuviera  

Clash - Justin BieberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora