Durante la semana que pasó después de nuestra especie de pacto, Lo único que hacían mis amigos era hablar de lo ocurrido.
-¿Notaron el silencio que hubo después de que Cintia lanzó su lazo?- dijo Gabriela, curiosa.
-Fue extraño, pero no es para tanto.- dijo Betania, usando su tono de imbécil.
Creo que de mis amigos el único que la toleraba era Luis. El era quien en realidad nos agradaba a todos.
-Bueno si, fue extraño. Cintia tiró el lazo rojo y enseguida hubo ese silencio de ultratumba.- dijo Camilo, que estaba almorzando.
-¿Te acuerdas del color del lazo? Vaya, eso es amor.- dijo Gabriela, riendose, mientras veía a Ethan.
-Si, es mucho amor.- dijo Ethan, algo molesto por el comentario de Gab.
-Calmate Ethan, no te voy a quitar a tu novio.- dijo Cintia, con un nuevo lazo en su cabello castaño.
-Idiota.- Pude escuchar decir a Ethan en voz muy baja.
Me sentía igual que él. A Ethan no le agradaba mucho Cintia, porque hace unos años se le había insinuado a Camilo frente a él. Y yo odiaba a Betania, por haberme quitado al único chico que me llamaba la atención en todo el colegio.
La verdad, era algo solitaria. No sabía como había conocido a tantas personas, porque no se me daba muy bien conocer a alguien. Pero al conocer a Cintia, mi mundo se volvió mas sociable. Ella los conocía a todos, y todos la amaban... o bueno, casi todos.
-Tengo una idea, ¿Y si vamos de nuevo al agujero?- dijo Betania.
-Mira, sería una gran idea.- dijo Camilo, mirando a Ethan esta vez- ¿Quieres ir, Ethan?-
-Ehm... bueno, ¿por qué no?- dijo Ethan, mirándome.
-Yo no voy Ethan, lo siento.- dije con toda seriedad. Estaba loco si pensaba que iría de nuevo.
-Yo voy.- dijeron Cintia y Gabriela al unísono, y rieron.
Pero una voz me convenció de lo contario. La de Luis, para ser exactos.
-Deberías ir Cristina. Será divertido.- me dijo, mientras se alejaba de Betania y se acercaba a mi.
Mi corazón palpitó fuerte, mientras su mano tomaba la mía.
-Si no supiera que no te interesa, pensaría que le gustas, Luis.- dijo Betania, mientras se levantaba del asiento y se dirigía al bosque.
Caminamos juntos hacia los árboles que separaban el patio del colegio del bosque, y en seguida, nos perdimos entre el silencio.
Estabamos caminando, y Luis aún no apartaba su mano. Estaba algo tensa, pero feliz de que estuviera conmigo en vez de Betania.
Llegamos hasta el árbol torcido, en el que a partir de él no había nada vivo. Y ahí estaba, el círculo de piedra pulida y en el centro el diabólico agujero.
Nos acercamos a él, justo como la primera vez. Era incluso más aterrador ir de nuevo a ese lugar.
-¡Vamos a saltarlo!- dijo Camilo, y salió corriendo.
-¿¡Estás loco!?- gritó Cintia.
Camilo corrió con todas sus fuerzas, y saltó en el momento justo. Cayó del otro lado, pero resbaló y cayó encima de Cintia. Mientras estaban en el suelo, se reian.
-Eres un estúpido Camilo.- dijo Cintia, aún en el piso-Ayúdame a levantarme.-
Cintia estiró la mano, y Camilo le tendió la suya. La levantó y se acercaron peligrosamente. Camilo vio a Ethan y se alejó de Cintia.
-Está bien, sigan así.- dijo Ethan, molesto.
La relación entre ellos no estaba bien desde el momento en que Cintia se le había insinuado a Camilo. No había sido fácil para Ethan conseguir con quien tener una relación, pero luego, después de una fiesta del colegio, conoció a Camilo, el chico fortachón que bailaba muy bien. Yo sabía muy bien esa historia porque Ethan era un gran chico, y era mi amigo.
Luego de esta locura entre Cintia, Camilo e Ethan nos paramos frente al agujero. Estabamos Luis, Betania, Cintia, Ethan, Camilo, Gabriela y yo.
Otra vez se oía el ruido de agua, que parecía correr debajo del suelo.
-Aún lo encuentro imposible.- dijo Betania.
-¿Se imaginan que una persona cayera allí dentro? ¿Se iría al Infierno?- dijo Luis.
-No se, pero da miedo.- dije. Odiaba estar ahí de nuevo.
-Vamos a lanzar un pájaro allí dentro, a ver si se va.- dijo Gabriela.
Todos lanzamos miradas de asco hacia ella, que se sintió apenada y se alejó un poco.
-Deberíamos probar a ver.- dijo Betania.
Y en ese momento ocurrió lo impensable, el horror de nuestras vidas. Cintia cayó al agujero, y llamas equiparables a un volcán salieron de él. Un viento fuerte nos arrojó fuera del círculo de piedra a nosotros seis, mientras Cintia trataba de aferrarse a los bordes. Las infernales llamaradas estaban absorbiendola.
-¡Auxilio! ¡Ayudenme!- gritó Cintia, pero nadie lo hacía. Todos estaban alejados del lugar, tirados en el suelo, paralizados por el horror.
Yo caí en un árbol, y me lastimé la mano, de la que brotaba sangre. Me puse de pie, tratando de ayudarla, pero algo me lo impedía.
-¡Mierda, Cintia!- grité. Pensaba que de esa forma ella se salvaría.
Cintia gritaba de dolor y las lágrimas salían de su cara.
-¡No quiero morir! ¡Cristina, sálvame!-
Pero no podía, por más que quisiera, una energía extraña no me dejaba entrar al círculo. En seguida, la cara de Cintia desapareció del agujero, y todo volvió a la normalidad.
Todo era verdad, ese agujero si era real, y se había llevado a Cintia.
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El Agujero.
HorrorEn el tranquilo pueblo de San Pablo existe una leyenda que cuenta que toda cosa que caiga en un agujero ubicado en el bosque se irá directamente al infierno. Cristina y sus seis amigos hacen un pacto, cuando un error les cambia la vida para siempre.