MARVEL //one-shots

003 || Chris Evans

Título: Viva la nieve
Partes: 1

Meto las manos en los bolsillos de mi abrigo para intentar calentarlas.

El fuerte viento y la nieve son comunes en Boston, aunque yo estoy acostumbrada.

Observo el parque de mi alrededor, el World's End. Mi parque favorito desde que era pequeña.

Algunas personas caminan a lo lejos, pero en general está vacío. Quedan tres días para Navidad. La gente estará comprando los regalos.

Saco las manos de los bolsillos y me apoyo en la barandilla del puente. El río no está helado, aún, y los copos de nieve se deshacen en el agua con rapidez.

Contemplo el agua correr, dolida, furiosa, lamentando mi vida.

Está empezando a nevar bastante, demasiado. Será mejor irme a casa.

De pronto oigo unos sonidos golpeando madera, como patas chocando contra el suelo.

- ¡East! ¡East, vuelve aquí! -grita alguien.

Me giro y alcanzo a ver a un perro saltar sobre mí antes de que salga volando por encima de la barandilla del puente.

Antes de caer al agua, oigo unos gritos masculinos, confundidos con los míos.

Caigo al agua con un gran estruendo. El frío me deja en estado de shock durante unos segundos.

Afortunadamente, el puente no estaba a mucha altura, como mucho dos metros por encima del agua.

Sin embargo, desgraciadamente para mí, no sé nadar.

Trago agua e intento mantenerme a flote.

El perro ha caído conmigo, pero no le veo por ninguna parte. Supongo que él sabrá nadar.

Pataleo contra el agua, cada vez más cansada por el frío y por el peso de la ropa mojada.

De pronto, veo a un hombre acercarse nadando. Me coge de la cintura y me ayuda a llegar hasta la orilla.

Yo toso y me tumbo, temblando y con mis dientes castañeando.

- Oh, Dios mío...¿está usted bien? -pregunta mi salvador, preocupado.

Yo asiento.

El hombre, de intensos ojos azules, pelo castaño y barba, me mira apenado. Es atractivo, hay que admitirlo.

- N-no s-se pr-reocupe -trato de decir.

- Claro que me preocupo. Tiene los labios morados, y ha estado a punto de morir por mi culpa.

Frunzo el ceño y me fijo en que el perro causante de mi casi ahogamiento está sentado junto al hombre. Este tiene una correa en su mano.

- Lo siento tanto...East, mi perro se escapó y...solo quería jugar...de verdad...- se lamenta el hombre.

- N-no...estoy bien -consigo decir. Toso y el hombre se acerca más a mí, diciendo:

- Está empezando a anochecer y una tormenta de nieve se acerca. ¿Vive cerca de aquí?

Yo niego, temblando más fuerte.

- ¿Tiene coche, al menos? -pregunta.

Yo niego.

- Puedo coger un autobús en la estación.

Él asiente e insiste en acompañarme hasta ahí.

Yo me niego, pero él acaba convenciéndome.