MARVEL //one-shots

037 || Bucky Barnes

Título: James
Partes: 1

- ¿T/N? ¿Puedes decirle a Bucky que la cena ya está lista? -me dice Steve mientras se seca las manos con un trapo.

- Claro -respondo, ofreciéndole una tímida sonrisa.

Desde que el soldado de invierno llegó a la Torre (hará unos tres meses), solo he hablado un par de veces con él.

Suele pasar bastante tiempo solo, aunque no le culpo; yo también lo hago.
Pero de todas formas, nunca había estado tanto tiempo sin salir se su habitación. Lleva una semana metido ahí dentro, y no ha comido en todo ese tiempo. Se niega a hacerlo.

Mientras camino por el pasillo, pienso en cómo me dirigiré a él. Se llama James, aunque sus amigos le llaman Bucky. Pero yo no soy su amiga, así que me decanto por la primera opción.

Cuando llego a la puerta de su habitación, la golpeo suavemente y espero una respuesta.

Nada.

Golpeo de nuevo, aunque resulta en vano, por lo que decido entrar.

Abro la puerta despacio y me quedo en el umbral esperando.

- ¿James? -susurro.

Su habitación está ordenada y limpia, y por las ventanas abiertas entra un viento frío, e incluso veo que se cuelan algunos copos de nieve..

Le veo en la cama, tumbado sin camiseta bocarriba, con una mano en un libro y la otra en su pecho.

- James -repito, esta vez más alto.

Un ronquido sale de su boca y sonrío.

Me acerco a él despacio. Es un super soldado y no me vendría bien despertarle bruscamente.

Me siento a su lado y le observo. Sus pestañas largas aletean de vez en cuando, y de sus labios rosados y entreabiertos sale algún ronquido de vez en cuando.

- James -digo, tocándole el musculoso brazo.

Nada.

Alargo el brazo y cojo el libro que se encontraba leyendo. Al ver la portada, sonrío. "Harry Potter y las reliquias de la muerte" edición bolsillo.

Recuerdo vagamente haberle comentado algo sobre mi obsesión con Harry Potter.

Aparto el libro y sacudo su brazo de nuevo.

Esta vez, él se remueve y suelta un quejido.

- James, despierta -digo mientras le aparto el pelo de los ojos.

Por fin, sus ojos azules se abren y se fijan en mí. Confundido, se aparta rápidamente y yo me sonrojo como un tomate.

- ¿Qué...qué pasa? -susurra con voz ronca.

- Y-yo...la cena está lista -murmuro.

Él asiente y aparta su mirada de mí.

- Gracias, pero no tengo hambre -responde mientras se levanta.

Levanto la cabeza para mirarle a los ojos y digo:

- Tienes que comer. No has comido en una semana, James, necesitas...

- No necesito nada -farfulla. Entonces, añade-: Y ahora te pido que te marches, por favor.

Frunzo el ceño y niego con la cabeza.

- Mira, tienes que comer. Si es porque no quieres cenar frente a personas desconocidas no hay problema, por si no te has dado cuenta, todo esto es muy grande y...-empiezo a subir el tono de voz