Dreams Fulfilled (Parte 2)

91. Sueños inciertos

Podía describir un sinfín de cosas en ese instante. Un olor, un paisaje, una sensación, un sentimiento. Podía ver, oír, incluso sentir la saliva que corría por mi garganta cuanto tragaba inseguro. Sentía los finos pelitos de mi brazo alzarse con una tenue brisa. Suspire, inundando mi cara de la sonrisa a la que les tenia acostumbrados ya a todos.

Camine. Estaba descalzo y podía notar como la húmeda hierva se aplastaba a mis pies. El olor a tierra mojada embriagaba el ambiente, a pesar de que el sol luciese radiante. Suspire de nuevo. Entonces al final del camino vi na sombra que se desplomo al suelo como un bloque de cemento. No oí nada, ni un grito, ni un ruido de la caída, simplemente a la lejanía lo vislumbre, y una sensación de inseguridad, de miedo, de pánico recorrió toda mi columna. Comencé a sudar, y este mismo hizo que tanto mi flequillo como el pelo del cogote se pegasen enmarañados a mi piel.

Las manos temblorosas agarraron el pantalón con miedo, entonces me mire. Iba de igual manera vestido como cuando era un niño, mire mis manos, y eran las mismas que habían recorrido kilómetros entre casas a medio caer y asfaltos levantados. Me veía como aquel niño inseguro que lloraba por sentirse encerrado, aquel niño que solo ansiaba salir, ser libre y poder considerarse feliz y de igual manera hacer feliz a su familia. Corrí, pero corría como un adulto. Al igual que veía el mundo desde una perspectiva superior a la de un niño. Pero por dentro no me sentía mas que un frágil niño que corría hacia lo que mas termia.

La hierba, pura y húmeda bajo mis pies, se crispo, convirtiéndose en hierbajos anaranjadas, podridos, y la tierra se resquebrajo, como si fuese un páramo donde no llovía desde hacia años. El camino cada vez era mas largo, y mis zancadas cada vez mas largas. Sentía impotencia, nauseas y un profundo vació en mi interior. Quería llorar, pero seguí, corrí, y corrí, salte, esquive, hasta que mis pies solo tocaron tierra seca y dañina, hasta que estos sintieron tanto escozor que comenzaron a sangrar. Pero corrí, corrí con todas mis fuerzas luchando por seguir adelante, por saber que era esa sombra que había caído sin emitir ningún ruido. Corrí hasta que caí de rodillas y las herí, corrí hasta que mis manos estuvieron empapadas de sudor y negruzcas, pero corrí. Siempre estaba corriendo, siempre lo había echo, por una vida mejor, por un prospero futuro, por el grupo, por las fans, por Donghae, siempre había corrido, incluso dejando gente tras de mi, seguía corriendo, hasta que vi con nitidez esa sombra que se había caído cual cemento pero había sonado como una pluma.

Entonces pare. Frene los pies y mi cuerpo se irguió. Estaba agotado, sudado, aterrado, pero debía correr mas que nunca, mas deprisa, mas veloz, con mas seguridad que cuando corrí cuando robe esa bolsa de arroz cuando era niño. Corrí, por que aquello que se había desplomado al final del inacabable camino, era Donghae.

Por fin llegue. Me arrodille con desesperación y acaricie sus mejillas con miedo.

- Donghae- susurre intentándolo despertar. Pero este parecía muerto.- Donghae!!!- chille zarandeándole los hombros con fuerza. Pero este no abría los ojos.

Entonces le mire. Tenia un tono cetrino preocupante, mas grisáceo que blanco, los labios agrietados y sin ninguna expresión, al igual que los ojos, cerrados e impenetrables.

Lo alce del suelo como pude. Realmente pensaba igual que el cemento. Lo cargue a mis espaldas y comencé a caminar.

Todo el camino que con inseguridad había corrido, había desaparecido, ya no había nada, ni hierba seca al principio, ni mas verde y húmeda al final. Mis pies ya no notaban la tierra seca y agrietada que los dañaba, ahora, no sentía nada mas que el peso muerto de Donghae sobre mis espaldas. Pero corrí, corrí sin rumbo alguno, de arriba a bajo, de un lado hacia otro. No sudaba, no sentía cansancio ni dolor, simplemente las manos frías de Donghae entre las miás.