Capítulo 8

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Clarissa

Un nuevo día comenzaba, me levanté más temprano de lo normal y corrí a darme un baño. Daniel vendría a comer a casa, sería como la primera vez que pasara toda la tarde con mis padres y todo debía salir bien.

Mientras me cepillaba el cabello pude contemplar mi cara completa. Tenía ojeras, nunca me había pasado eso. Sin saber por qué, sonreí. Realmente estaba muy loca.

Al terminar toda mi rutina de "belleza", bajé y me encontré con mi madre en la cocina. Ella se notaba preocupada, esperaba que no fuera por lo poco que le dije en la noche. Hice una mueca, de verdad que no quería que fuese eso porque no podía explicarle más nada.

—Buenos días mami —dije besándole la mejilla—. ¿Pasa algo?

Siendo honesta, esa no era la pregunta que tenía en la cabeza, pero en ocasiones mi boca y mente no se conectaban de manera perfecta. Casi me golpeo la cara con mi mano. Eso habría hecho todo peor.

Mi mamá pudo notar mi incomodidad, solo sonrió.

—No pasa nada Clary, sólo no dormí muy bien.

—¡Ah! —dije sin saber si podría preguntarle el por qué de su malestar.

Como siempre ella lo solucionó, mi mami era genial.

—Estoy preocupada por ti, no te estoy pidiendo que me cuentes nada en este momento, pero sé que algo no está muy bien entre esa muchacha Jess, Daniel y tú —me dijo viéndome a los ojos.

Como no quería soltarle una verdad a medias ni una mentira, preferí asentir nada más. Desayunamos en completo silencio y después de limpiar todo, fuimos al mercado por los ingredientes para la comida que mi madre quería prepararle a Daniel. Lo sentí sumamente extraño. Es como si sintiera que sería en extremo importante. No era una banalidad pero tampoco era la pedida de mano. Ni siquiera estaba segura si eso llegaría a suceder.

Ya por la tarde, con mis nervios casi haciendo salir mi corazón del pecho, abrí la puerta a un muy extraño Daniel.

Toda la tarde estuvo muy atento y amable con mis padres, pero era otra persona. Algo pasaba, solo debía averiguar el qué. Ayer nos habíamos despedido bien, todo había terminado en orden. Francamente no entendía esta nueva actitud. Pero debía esperar a que terminara toda la parafernalia de la comida.

Cuando se oscureció, me encontraba dispuesta a conseguir esa respuesta, pero Daniel se despidió de mí como si el diablo lo persiguiera. Aún no era tan tarde, así que cinco minutos después salí rumbo a su casa.

Al llegar me sentí realmente nerviosa. No quería molestar a su mamá y tampoco quería verme como novia psicópata. Reuniendo valor, llamé a la puerta, esperando que alguien estuviera en casa.

La puerta se abrió dos minutos después por la madre de Daniel. Me miró extrañada.

—¿Pasa algo Clarissa?

—Yo... —no quería meter en problemas a Daniel.

¿Qué demonios le decía? ¿Busco a su hijo porque parecía poseído en mi casa? ¿Creo que a su hijo le pasa algo? ¿Qué diantres le decía sin meterlo en problemas y sin preocuparla?

—Creí que Daniel ya habría llegado —le dije tratando de sonar despreocupada.

Ella arqueó una ceja, me di cuenta de que todas las madres del mundo tenían el don de saber cuando algo andaba mal. Esperaba que, como mi madre, lo dejara pasar.

—No, no ha llegado... creí que había ido a comer a tu casa.

—Pues sí, pero salimos y nos tuvimos que separar y nos íbamos a ver aquí y como que llegué primero —dije tratando de no balbucear, eso de decir mentiras y verdades a medias se estaba convirtiendo en una costumbre de la que debía deshacerme—. Pero creo que mejor me voy a mi casa.

Di media vuelta y casi logro escabullirme, pero la señora no me dejó.

—Si quedaron de verse aquí, espéralo, no debe tardar.

Asentí ya que no podía hacer otra cosa. Le envié un mensaje a mi mami, prometiéndole que al llegar a casa le contaría todo y que esperaba no tardar demasiado.

Me senté a platicar con la madre de Daniel, de todo y de nada. Al menos no de lo que ambas teníamos en la cabeza. ¿Dónde se encontraba su hijo?

Traté de mantenerme atenta a lo que me decía, pero me había despertado más temprano que de costumbre y todo el trabajo acumulado de la semana pudo conmigo.

No pude ver a qué hora llegó Daniel a su casa, ya que el sueño me venció.


Quédate a mi lado (Y te vi...3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora