Capítulo 18

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Daniel

Fui a despedirme de ella, obviamente sin que ella me viera. Sabía que pasaría mucho tiempo antes de que la volviera a ver. Parecía triste.

¿Podía vivir mi vida sin ella? No lo sabía, pero iba a intentarlo. No sería por mucho tiempo. Ella era para mí, yo era de ella. Punto.

Caminé de regreso a mi casa cuando el autobús emprendió su viaje. Como señal divina, me topé con Jessica. Ya habían pasado dos meses en los que ni siquiera me había volteado a ver, así que no esperaba que me tapara el paso.

—Te dejó, lo vi —dijo, haciéndome mirarla directamente a los ojos.

—Nos dejó en pausa, solo fue eso...

—Ella nunca fue para ti, Daniel. Todos lo vimos, solo ustedes estuvieron demasiado ciegos para creerlo.

—¿Qué merezco entonces, Jess?

—Alguien que te entienda, que te quiera y te acepte como eres.

Cerré los ojos, ella tenía razón. Pero también me di cuenta de que tenía todo eso con Clarissa. Ella no solo me aceptaba tal cual soy, sino que también me hizo ser mejor persona.

Me giré para ver el autobús, debía hacerle ver esto mismo a ella. La mujer de mi vida. Maldito fuera si me daba por vencido.

—Gracias, Jess —dije sonriendo.

Ella se mostró sorprendida.

—¿Qué?

—Gracias, fuiste de gran ayuda...

Sin decirle otra cosa, fui corriendo detrás del autobús, de algo debía servir eso de jugar fútbol, ¿no? Cuando alcancé la parte trasera del vehículo, golpeé con la que esperaba fuera suficiente fuerza.

El chofer debía detenerse. Cuando las piernas me fallaron y el camión tomó velocidad, arrojé piedras.

El cansancio era grande, me agaché mientras llevaba mis manos a mis rodillas, tratando de tomar aire.

La había perdido.

Otra vez por lento. Maldito fuera.

Me dejé caer de rodillas, el dolor en mi costado casi igualaba el que sentía en mi corazón.

Si le mandaba algún mensaje, ¿contestaría? Lo dudaba. Seguramente no querría saber nada de mí. Mi mente ya estaba corriendo a mil por hora. Ya sabía lo que haría, le pediría su dirección a sus padres...iría a verla y le diría lo mucho que la amo. Mejor que eso, se lo demostraría.

Por el momento, estaría aquí un rato. Ahogándome en mi dolor. Escuché pasos dirigidos hacia mí. No quería a nadie aquí conmigo. Sentí una pequeña mano en mi hombro.

—Daniel...

Levanté mi mirada, solo eso podía hacer. 

Quédate a mi lado (Y te vi...3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora