Daniel
Su voz, su cara...su cuerpo. Ahí estaba ella.
—¿Clary?
Ella se sentó a lado mío. Mi cuerpo se derrumbó, de alivio sobre todo. Aunque temo que el cansancio también jugó un poco.
—No quise huir otra vez...
—Creo que estabas muy herida, querías tu espacio.
Ella negó.
—Quería una vida tranquila y sin problemas, pensé que no me darías nada de eso...ahora sé que no lo harás, pero también sé que no puedo vivir con miedo de sentir.
—¿Me odias?
Bajé la cabeza, no queriendo ver la censura en sus ojos.
—No, Daniel. Jamás podría odiarte.
—¿Me amas?
—Yo...
—No, no contestes, no es necesario.
Levanté mi mirada. Ella estaba mirando a alguien detrás de mí. No necesité preguntar quién era, lo tenso en su postura podía decirme de quién se trataba. Jessica seguía aquí.
—No la llamé...
—Lo sé, al parecer te quiere mucho —dijo ella viendo a Jess—. Está dispuesta a ser humillada una y otra vez.
No entendía por dónde iban los pensamientos de Clarissa, pero si creía que me quedaría con Jessica por lo que ella pensaba, ya podía ir olvidándolo.
—Yo te amo a ti, a nadie más.
Clarissa cerró sus ojos. No sabía cómo tomarlo. ¿Buena o mala señal?
—Algunos amores pueden vivir en nuestro corazón, pero no están hechos para ser vividos en pareja —dijo sin abrir los ojos.
La tomé de la mano, obligándola a mostrarme su mirada. Ella entendió, realmente lo hizo.
—No podemos rendirnos, no manejé bien la situación con Jessica...pero siempre te he visto como alguien tan diferente a todos, creí que algo así me haría parecer menos digno de ti.
Clarissa sonrió.
—¿Menos digno? Daniel, esto no es de quién es más que nadie, somos dos, muy estúpidos, adolescentes...eso es todo.
—Tienes razón, un par muy tonto.
Clarissa se levantó, sacudiendo su ropa.
—Será mejor que te alejes, Jess —dijo a la mujer a mis espaldas—. Se acabó tu reinado del terror...
Sentí a Jessica más cerca, no quise ni verla. Muchos de mis problemas habían sido ocasionados por ella, bueno, debido a mí, pero por ella. En fin, mi cabeza es un caos.
—Yo fui la primera, niña rara —dijo Jessica cruelmente.
Cerré los ojos. Los mantuve cerrados, hasta que escuché hablar a la mujer de mi vida.
—Yo planeo ser la última...
Giré mi cabeza hacia Clarissa, tenía una mueca en su cara.
—¡Qué cursilería! —Clarissa me miró directo a los ojos—. ¿Nos vamos?
Me levanté, ni siquiera sacudí mi ropa. Tendí mi mano, esperando que la tomara. Lo hizo.
—Es momento de hablar, Daniel. Hablar en serio.
—Lo que quieras, Clary...lo que quieras.
Sonrió y sin dirigirle una segunda mirada a Jessica, nos alejamos de ahí. Me dejaría amarla, ahora lo sabía.
Nada podría hacerme más feliz.
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Quédate a mi lado (Y te vi...3)
Roman pour AdolescentsNo temas al amor, sufrirás con él o sin él.