Hypnotic, Dieletta

C. 18: Amante.

(Violetta)

-Por favor Diego, quédate conmigo.

No podía dejar de llorar, el idiota de Mateo me iba a disparar y el se lanzó  evitando el impacto en mí, tenía el mundo destruido sin él. Después de tantos años, tantas cosas. No podia vivir sin él. No iba a perderlo de nuevo, lo necesitaba conmigo.

Luego del disparo, Gomez corrió hasta Mateo, para quitarle el arma, lo derribó, amarrándolo con una soga, Diego estaba inconciente, mientras yo estaba tirada a su lado. Gomez  amarró  la herida de Diego, evitando que sangrara aún más, después llamó a la policia y a el hospital, en poco tiempo estaban tomándolo para meterlo a la ambulancia, tenía  los ojitos cerrados, con el miedo a que no despertará  jamás, las piernas no me daban para caminar, pero me subí a su lado, tomando su mano, la besé y algunas lágrimas  le cayeron, los enfermeros hacían muchas cosas para que siguiera con vida, yo solo los miraba, pensado en que él estaba sufriendo en cierto punto por mi culpa.

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Dos horas, dos horas sin noticias... Estaba con Ludmila en la sala de espera, estaba Gregorio con su esposa, Gomez, Mariano estaba como un loco caminaba de un lado a otro, desesperado, Leon se sentó junto a nosotras tratando de calmarnos, yo realmente no podía dejar de llorar, mis pensamientos no me dejaban en paz, era una tortura no estar a su lado.

Veía a todos los cercanos de Diego tan preocupados, podía jurar que todos nos sentíamos en completa incertidumbre, esa incertidumbre de mierda de no poder hacer nada.

Un doctor, finalmente salió un doctor, decir que todos nos lanzamos hasta él fue poco.

-El señor Hernández, está  teniendo algunas dificultades en la operación... Perdió una gran cantidad de sangre, está demasiado débil como para seguir la operación, tenemos que conseguir en menos de media hora un donante de sangre, si no...-Intentó decir, pero hizo una pausa mirándonos a todos con tristeza, mi mundo se estaba derrumbando y no podía hacer nada para evitarlo.

-¿Si no que, doctor?.-Elevó  la voz Mariano, el doctor suspiró frustrado.

-Si no, es posible que... Muera...-

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*10 minutos despues*

-Doctor, le estoy diciendo... Yo voy a donarle sangre a mi hijo...-Gregorio estaba alterado, todos queríamos donar sangre, pero el único compatible era su padre, la cosa es que... Con su gran cantidad de años, no se le permitía.

-Señor, escúcheme por favor... Es peligroso.-Le hablaba el doctor, pero todos nos alterábamos más.

-No... Escuche usted... Es mi hijo el que está  por morir... Necesita de mí... No puede prohibirme esto, lo voy a salvar por el amor a Dios...-Gritó ya desesperado, el doctor nos miró a todos, y asintió.

-Venga por aca por favor...-Gregorio entró , yo para ese momento tenía  la mente en blanco, era algo tan irreal, que no podía incluso creí que soñaba, pero tristemente no era un sueño.

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*3 horas más  tarde*

03:11am, estaba a su lado... Luego de esa operación... Todo había salido bien, después de tanta tensión en la sala de espera, la operación había salido bien, solo quedaba que el despertará, quería ver esos ojos verdes preciosos e hipnóticos, los extrabaña mirándome, lo extrañaba a él en su totalidad... La idea de estar en un mundo sin él, se me hacía imposible... Mi mundo sin el, no sería mi mundo... Le faltaría todo prácticamente, porque el es mi todo.

Su mano, estaba algo tibia, Dios Diego Hernández... No sabes lo que te amo. Era inevitable no tener los ojos cristalizados en este momento, lo que más anhelaba era verlo despierto, verlo bien. No quería otra cosa en el mundo que verlo bien.