C. 16: Viejos fantasmas.

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Estaba sobre él, mientras me acariciaba la espalda con la yema de sus dedos, parecía que trazaba un circulo, lentamente. No me quería mover de ahí.

El me besó la cabeza, y comenzó a susurrar algo.

-¿Estás bien?.-Yo levanté la mirada y asentí en silencio, volvió a besar mi cabeza.-Realmente no se que decir preciosa, solo que te amo... No sabes cuantas guerras pase sin ti, a mi lado. Las noches que soñe con tenerte junto a mí. Aun no me creo esto, es... Increíble...-Susurró y rió un poco.-Se que no soy el hombre perfecto, el que necesitas, pero puedo darte todo de mí... Porque eres mi princesa, vale la pena todo lo que tenga que ver contigo, tu vales todo en este mi mundo. Y te amo, te amo con locura...-Yo levanté la mirada para besarle los labios.

-Y yo te amo a vos, te amo...-Susurré y cerré los ojos al sentir sus caricias levemente.-Gracias a vos, por todo... Volví a recostarme en su pecho, estaba con el corazón acelerado.

-Podría quedarme así, durante horas y horas, solo por el placer de tenerte junto a mí...-susurró y me miró.-Prometo cambiar, y cuidarte... Prometo no cagarla como hace años, ya no soy el mismo idiota, sigo siendo idiota pero un poco más maduro, y realmente no quiero defraudarte esta vez...-

-Se que no lo haras, confio en vos...-susurré y lo miré directo a los ojos. Sin poder aguantar más, cerré los ojos, estaba agotada.

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8:22am

Abrí los ojos lentamente, esa ventana de Diego era enorme y el sol entraba completamente, estaba cegada. Cuando me acostumbre a la luz, levante la mirada, el seguía dormido tranquilamente. Le acaricié el rostro, y su barba, tenía mucha barba, aunque suene raro, no me lo imaginé jamás a Diego con barba, se veía increíble, como todo un hombre.

No podía dejar de pensar en todo lo que paso en esta madrugada, había sido no tanto lo placentero, sino lo amoroso. Fue realmente muy importante para mí, porqué me di cuenta que estoy enamorada de él, y lo amo, de una manera que no se puede poner en palabras.

¿Cómo se que lo amo?

Solo con mirarlo a los ojos, ver lo que siente a través de ellos, saber lo hijo de puta que podía llegar a ser, pero saber también lo buena persona que es, cualquier persona podría enamorse de él. Y realmente me siento afortunada de que el esté tan enamorado de mí, como yo de él.

-Buenos días, mi amor.-Su voz, increíblemente ronca, me sacó de mis pensamientos. Lo miré a los ojos sonriendo, y sin resistir mucho, lo besé varias veces en los labios.-¿Estás feliz?.-Preguntó suavemente acariciando mis labios.

-Muy feliz... ¿Vos?...-Pregunté sonriendo.

-No te haces una idea de cuan feliz soy contigo..-Yo lo besé y el no dejo de sonreír. Luego me miró fijamente.-¿Por qué lo besaste?.-Preguntó bajo con la mirada seria.

-Yo no lo besé, el me besó... Y eso fue cuando yo estaba con Mateo, hace meses...-Susurré acariciando su pecho.-Solo lo dijo, para que nos separemos...-Lo abracé  con miedo.

-Fui un idiota, reaccioné sin pensar claro.-Murmuró serio, y yo le besé la barba.

-Ya paso Diego, lo importante es que... Estemos juntos...-Susurré tomando su mano y entrelazando nuestros dedos.

-¿Tienes hambre?.-Preguntó  bajito y asentí.

-Muero de hambre.-Sonreí y el besó mi frente.

-Vamos a levantarnos para desayunar y volvemos.-Murmuró coqueto.

-¿Qué no te cansas?.-Pregunté riendo, el me miró con picardía y gracia.

Hypnotic, DielettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora