Oh, dulce Barbie.
Tu subasta fue la más famosa y proclamada en muchos años, en cualquier categoría de objetos y personas. Duro varias horas, ya que ningún postor quería ceder ante otro, perdiendo la oportunidad de obtener a alguien tan especial como lo eres tú.
Al final, cuando nadie podía igualar el precio que habían dado por ti, al dinero haberse terminando en todos los postores, un hombre ricachón te compro, en la exorbitante suma de nueve mil millones de dólares y cuarenta y tres centavos.
Ese hombre de hombros anchos y metro noventa y tantos, era el centro de atención de todo tipo de miradas curiosas, pero a él eso le tenía de más. En cuanto el hombre recibió la caja que contenía a una muñeca tan carísima como sólo podrías serlo tú, regresó a su hogar, al ser plena víspera de Navidad.
Fue esa mañana, de un veinticinco de Diciembre que la caja en la que estabas guardada fue abierta por primera vez, por una chiquilla consentida de familia acomodada que con emoción abría uno de sus numerosos regalos sentada en la cara alfombra de su sala de estar.
Lo primero que viste fueron las decenas de luces resplandecientes que decoraban el pino y toda la habitación en distintos tonos de colores.
Contemplaste como los ojos de la niña brillaban con emoción, cuando te sacó de todo aquello que te sostenía dentro de la caja de madera especial en la que te encontrabas y acaricio tu rubia cabellera, tomando entre sus dedos la suave seda del vestido que llevabas puesto.
En ese momento te sentías llena de alegría.
¡Por fin jugarían contigo!
Porque se supone, que así debe hacerse con cualquier muñeca.
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Barbie
Short Story«Ser una Barbie no es algo sencillo. Las niñas juegan todo el tiempo con ellas; vistiéndolas para toda ocasión y siendo llevadas a todas partes. Y si crees que ser una muñeca para chicas es difícil; el hecho de ser una Barbie en la vida real es aún...