♛ Veinte ♛

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Aquel día de lluvia, era casi imposible que alguien caminará por la mojada acera.

Pero Michael se vio obligado a salir en medio del diluvio, para comprar unas medicinas para su hermana menor, que sufría una fiebre muy alta.

Cuando regresaba de la farmacia, con la mirada puesta en el piso para no tropezar,  sus ojos se cruzaron contigo.

En realidad, Michael no tenía razón para detenerse y recogerte; pero hubo algo que le llamó la atención entre tus cabellos descoloridos, tu rostro roto y tus manos agrietadas. Por lo que después de razonarlo unos momentos, se inclinó y te levanto, envolviéndote en el suéter que llevaba extra, llevándote a su hogar.

Cuando hubieron llegado, Michael le dio las medicinas a su madre y se fue directo a su habitación, donde te desenvolvió y reviso con cuidado.

Su mirada se posó en cada parte de ti y sonrió de lado, mientras tú temblabas de frío y miedo debajo de sus ojos.

Pero Mike era diferente a todos los chicos con los que te habías topado.

Michael acaricio tu lastimada piel y te sonrió con ternura, antes de susurrar, unas palabras que atesorarías durante toda tu vida.

—No tengas miedo, bonita. Yo te voy a curar... Y te amaré siempre.

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