Oh, triste Barbie.
La caridad solo fue una de las muchas paradas que hiciste aquellos dos años.
Eras una muñeca vieja, tenías más de veinte años y cada vez estabas más agrietada y empolvada.
De vez en cuando, cuando alguien se fijaba en ti en alguna venta de garaje, en alguna caja abandonada o tirada en algún sitio y te levantaba, solían aterrarse por tu aspecto. Cada vez más rota, descolorida, con tu ropa rota y tan desnutrida de amor, que tu vida ya ni se percibía.
Algunos eran valientes y te llevaban a casa, donde algunas veces te cuidaban y limpiaban, pero la mayoría de las veces, solo te volvían a olvidar o dejar por ahí, abandonándote sin rastro de pena.
La lluvia, que te gustaba ver por los cristales te empapaba y el calor que casi nunca habías sentido te quitaba el color de tus cabellos.
Las lágrimas eran constantes cada vez con mayor frecuencia, cuando veías a otras muñecas felices con sus dueñas, riendo y disfrutando juntas, mientras tú estabas cada vez más sola.
Y hubo llegado el momento, en que estabas dispuesta a dejarte ir de una vez por todas, el dolor era mayor que tus grietas y el amor ya era una palabra sin significado para ti, lloraste una última vez y te encogiste en tu sitio, dejándote empapar por la lluvia de septiembre que te hacía temblar, iba ser quien te despidiera de este mundo, que jamás había apreciado como debió haberlo hecho con un tesoro tan valioso como tú.
Y todo hubiera sucedido así, si él no te hubiera encontrado.
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Barbie
Short Story«Ser una Barbie no es algo sencillo. Las niñas juegan todo el tiempo con ellas; vistiéndolas para toda ocasión y siendo llevadas a todas partes. Y si crees que ser una muñeca para chicas es difícil; el hecho de ser una Barbie en la vida real es aún...