Oh, decepcionada Barbie.
Sé lo mucho que esperabas que la pequeña Teresa sacará el resto de tus vestidos y zapatillas y te vistiera como bien le diera gana. Pero no, eso nunca sucedió.
Teresa solo pudo jugar contigo esa tarde de Navidad, pero siempre cuidando de no hacerte daño, usándote con el máximo cuidado posible.
Por la noche, cuando ella dormía y tú descansabas en una de las numerosas camas para muñecas que tenía la pequeña ricachona, alguien profanó tu sueño, solo para trasladarte a ti y todo cuanto venía contigo a una vitrina de vidrio muy fina, en la sala principal de la mansión.
Quisiste gritar por ayuda, golpear el cristal intentando salir de la prisión en la que te habían metido, pero estabas demasiado débil; una muñeca no puede valerse por sí misma, si no recibe cariño de alguien y tú, amada mía, no podías siquiera recibir calor de nada, mientras veías la vida de todos los habitantes del hogar y de la ya, jovencita Teresa, pasar frente a tus ojos, mientras cada día te quedabas más vacía.
El día en el que saliste de la vitrina, no fue como tú esperabas. Tu mayor anhelo era que al menos, la hija de Teresa te usará, no importa que no fuera tan cuidadosa, tú solo querías que alguien jugará contigo.
Pero de nuevo, tus deseos no fueron cumplidos.
La familia de Teresa había quebrado y no tenían dinero suficiente para seguir viviendo en una mansión tan grande como la que poseían, así que habían comenzado a vender sus bienes más valiosos y que no echarían demasiado de menos.
Y sí, tú fuiste una de ellos.
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Barbie
Short Story«Ser una Barbie no es algo sencillo. Las niñas juegan todo el tiempo con ellas; vistiéndolas para toda ocasión y siendo llevadas a todas partes. Y si crees que ser una muñeca para chicas es difícil; el hecho de ser una Barbie en la vida real es aún...