Capítulo Uno: Volviendo a... ¿casa?

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Camila's P.O.V.

Veía los árboles pasar por la ventana del coche mientras nos dirigiamos a casa. Hogar, dulce hogar... aunque no estaba muy segura de si este era mi hogar aún habiendo nacido aquí, solo viví en Miami durante cuatro años mientras que he vivido en Cuba doce. Mi hermana estaba dormida en mi regazo, había sido un viaje agotador para todos y en especial para ella.

Sofi apenas había dormido la noche anterior por la emoción del viaje, y por ende, yo tampoco dormí mucho ya que compartíamos habitación y se pasó la noche de aquí para allá.

Por fin llegamos a nuestra nueva casa. Desperté cuidadosamente a Sofi, se levantó emocionada y salió del coche como si le fuera la vida en ello. Sonreí por su emoción y bajé del coche, seguido de mi padre y de mi madre.

"Camila, ¿por qué no vas dentro con tu hermana y echáis un vistazo a la casa? Nosotros nos encargamos de las maletas", me dijo mi padre con una sonrisa y acercándome las llaves de la casa. Sonreí de vuelta y fui hacia la puerta donde pude encontrar a mi hermana exageradamente feliz.

Abrí y al segundo Sofi ya estaba dentro. Entré tras ella y observé la casa detenidamente sin moverme del sitio. A simple vista, a la derecha de la entrada estaba el salón, con una pequeña mesa rectangular en el centro y un par de sofás alrededor; a la izquierda había un pequeño muro y más adelante la cocina; justo enfrente mía había unas escaleras que daban a la segunda planta y al parecer había una puerta al lado de las escaleras. Supongo que otra habitación.

Decidí ir sala por sala y luego subir. Entré en el salón y pude comprobar que era más grande de lo que parecía. Era rectangular, la mesa y los sillones estaban a la derecha y a la izquierda había otra mesa más grande con varias sillas, para comer supongo; salí y me acerqué a la cocina. Mis padres entraron cargados con maletas y cajas y decidí ayudarlos, luego exploraría la casa.

"Toma tus maletas -me dijo mi madre-, déjalas en tu habitación"

"¿Cuál es mi habitación?" pregunté mirando a las escaleras.

"La que quieras", sonrió y fue a la cocina a dejar unas cajas.

Así que subí y encontré una mesa con un florero vacío y un espejo en la pared. Seguí mi camino por el pasillo hacia una de las tres puertas que vi delante mía. Me dirigí al final y abrí la puerta de mi derecha, para encontrarme con el baño. "Ups... "
Cerré la puerta y abrí la de enfrente. Esta vez sí acerté. Entré y dejé las maletas encima de la cama. Curioseé un poco por toda la habitación, levanté la persiana, abrí el armario -que era bastante grande-, abrí los cajones de la cómoda blanca que había al lado de éste, miré por encima de mi nuevo y vacío escritorio pasando los dedos por el borde mientras me alejaba de él.

Caí en la cuenta de que no sabía dónde se había metido mi hermana, así que me puse a buscarla. Miré de nuevo en el baño por si acaso. Nada. Abrí la puerta de al lado, esta habitación era más grande que la mía.

"Puede que haya escogido mal", pensé. Luego me di cuenta de que habría que limpiar mucho en esa habitación y se me pasó. Seguí buscando pero no la encontré en toda la planta. Bajé a la cocina para decírselo a mi madre y al llegar la encontré sentada en uno de los taburetes de la isla de la cocina, comiendo chocolate con mi madre. Me acerqué y me senté a su lado.

"¿Dónde te habías metido, enana? Me estaba asustando al no encontrarte", la miré esperando una respuesta pero estaba demasiado centrada en su chocolate. Mi madre y yo sonreímos.

"¿Ya has elegido habitación?", me preguntó mi madre. Asentí.

"¿Y papá?", miré a mi alrededor pero no lo vi.

"En el sótano, dejando algunas cajas", le quité un trocito de chocolate a mi hermana, que me lanzó un mirada de odio, y me levanté.

"Voy a ver si necesita ayuda", me acerqué a las escaleras para subir pero paré en el segundo escalón. "El sótano estaba abajo, ¿verdad?"

Siempre confundo sótano con desván. Miré a mi izquierda y vi la puerta de antes. "Quizás sea eso..."
Bajé los escalones y me acerqué a abrir la puerta. Entré y estaba vagamente iluminado. "¿Papá?"
Bajé las escaleras y vi a mi padre y un montón de cajas. "¿Necesitas ayuda?", le pregunté. Giró la cabeza para mirarme y me sonrió.

"No, gracias. Estoy pensando qué utilidad darle al sótano. Quizá podría comprar una mesa de billar y ponerla ahí -señaló a la pared de enfrente suya-, comprar un sofá y ponerlo por ahí -esta vez señaló a la pared de su derecha-, o no sé. ¿Tú qué crees?". Dio la vuelta para quedar mirándome. Me encogí de hombros y dije "La mesa de billar suena bien" y sonreí.

**********

Por fin habíamos terminado de guardar todo y habíamos ido a comprar comida. Estaba en mi habitación sacando mi ropa de la maleta y poniéndola en el armario. Dejé fuera unos pantalones de pijama cortos de cuadros rojos y una camiseta de manga corta roja también.

Cogí el pijama y me metí en el baño para ducharme. Abrí el grifo para que saliera agua templada y empecé a quitarme la ropa. Entré en la ducha y sentí el agua caer por mi piel. Era una sensación muy placentera después de no haber parado en todo el día. Mientras me duchaba recordé que al día siguiente era mi primer día de instituto y toda la tranquilidad que me había dado el entrar en la ducha se esfumó.

Nuevo instituto, nuevos compañeros, nuevos profesores, nueva combinación para la taquilla...

No me gusta lo nuevo.

When Tomorrow Comes {Camren Fanfic}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora