-¿No es genial esto chicos? ¿El que salgan a divertirse con su jefe?- cuestionaba un sonriente castaño con una copa en su mano. Había aceptado salir a tomar algo con Takano, pero consiguió arreglar todo para invitar a dos trabajadores de su entera confianza y a Kisa, no invitó a Haitani por que la repentina declaración de amor aún vagaba por su cabeza y no sentía valor para hablar más sobre ese tema con su asistente.
El pelinegro estaba realmente molesto, su expresión lo decía todo, Onodera se reía con sus compañeros, pero estaba nervioso. Con Takano a su lado era imposible que se mantuviera tranquilo.
-Cuéntanos Onodera ¿Cómo es que siendo tan joven seas el director de esa editorial?- cuestiono Kisa
-Es una historia de la que no me gusta hablar mucho... pero como ya saben, soy el único heredero de mi padre, él enfermo así que... ¿Quién más se haría cargo?
"En el pasado el nunca me contó que era hijo del dueño de una editorial" pensó Takano
-Y dinos Takano ¿De dónde sacas la inspiración para los libros que escribes o planeas escribir?- preguntó Hattori el primero al mando en las ventas de la empresa, Onodera lo miraba de reojo, pero no era capaz de girar su cabeza completamente hacia él.
-Creo que no lo dirá, ni siquiera yo sé de donde viene tanta inspiración y he sido su editor por mucho tiempo- explicó Kisa. Takano sonrió, dio un pequeño tragó a su bebida y comenzó a hablar.
-Se los diré: No les ha pasado que se enamoran sin explicación? ¿No les ha pasado que simplemente no pueden dejar de pensar en una persona?... No importa cuánto trates de sacarla de tu cabeza, está ahí en todo momento y eres capaz de sentir la forma en que tu corazón se acelera con tan solo recordar algo tan trivial como su sonrisa- Onodera se sonrojaba ante esas palabras y comenzaba a beber más y más rápido-. Eso es lo que me paso a mí...hace mucho tiempo, me enamoré de esa manera, ¡Sin explicación!... Solo pude acercarme a esa persona como su mejor amigo, pero no pude parar, mis verdaderos sentimientos se desbordaron y termine por demostrarlos.
-¡Wow! entonces toda tu inspiración como escritor ¿Viene de un amor frustrado o algo así?- Cuestiono Kisa
-Digamos que no de un amor frustrado, pero si de un amor que ha perdido mucho tiempo...un amor que...
Un estruendo detuvo la conversación, Onodera se levanto y golpeo en la mesa con el vaso de su bebida.
-¡Basta! ¡Ya cállate!- todos lo miraban sorprendidos, no entendían el motivo de esa reacción y lo miraban fijamente, ocasionando que se sintiera avergonzado.
-Disculpen debo ir al baño- se excuso arrepentido de su propia reacción.
-Yo también voy al baño- menciono Takano y alcanzó a Onodera.
-¿Estás bien Onodera?
-¿Qué es lo que pretendes?... ¿Molestarme?... ¿Dejarme en mal con los demás?
-¿Eh?
-¿Porqué mientes diciendo esas cosas?... ¿Porque insistes en hablar cosas del pasado diciendo que estabas enamorado de mi?
-¿Te diste cuenta cierto?... ¿Te diste cuenta que yo hablaba sobre nuestra historia?
-Cállate de una vez- dijo perdiendo el equilibrio, Takano se acercó para ayudarlo.
-Onodera tú no estás bien, has bebido demasiado, tal vez será mejor que te vayas a casa.
-No me digas lo que debo hacer, yo puedo seguir bebiendo lo que quiera.
Regresaron a la mesa, realmente no había nada que conversar, los chicos que Ritsu había invitado y Kisa eran los únicos que hablaban, Takano veía como la cara de Onodera se iba tornando roja, lo veía beber una copa tras otra sin control.
-Yo creo que ya me voy- indicó de pronto el castaño y se levanto tomando sus cosas, todos lo despidieron, pero ni siquiera encontraba la puerta, se había golpeado el rostro con la pared.
-Creo que debo acompañarte a tu casa- dijo acercándose Takano. Onodera salió del bar caminado con rapidez
-No dejaré que descubras el lugar en donde vivo. ¡Déjame solo!
-Pero no puedes mantenerte de pie- decía pasando el bazo de Onodera alrededor de su cuello-. Anda tomemos un taxi.
-¡Suéltame!- grito molesto, se sentía tan mareado que cayó al piso, Takano se acercaba para ayudarlo a levantarse pero el castaño estaba fuera de control, lo único que quería era tenerlo lejos, entre el forcejeó, tomó una piedra que estaba en el piso, empujó al pelinegro, se puso de pie y con aquella piedra que había tomado, lo golpeo en la frente una vez, era tanta su ira que luchaba por golpearlo nuevamente obligando a su compañero a tomarlo por las muñecas para detenerlo.
-Tranquilízate... no tienes que hacer esto para demostrar cuanto me odias. Yo... lo entendí hace tiempo.
Al no poder mover su manos, el castaño dejó caer la piedra y cuando levanto la mirada todo lo que pudo encontrar fue sangre escurriendo de una pequeña herida en la cabeza de del pelinegro, sus pupilas se dilataron, ahora estaba avergonzado, agacho su rostro y hablo en forma de susurró, aunque la calle estaba solitaria y silenciosa, el pelinegro apenas podía escuchar lo que decía, ya que parecía hablar más para sí mismo.
-¿Porqué tenías que aparecer de nuevo frente a mi?
-¿Eh?
-No lo soporto, no soporto tener que estar tan alterado cuando te tengo cerca ¿Porque tienes que ser gentil conmigo? ¿Porqué tienes que recordar nuestro pasado a cada momento?... solo... solo logras confundirme más.
Un taxi al fin se detuvo y al subir Onodera perdió la consciencia, el conductor pregunto hacia donde querían ir, el único lugar en el que pensó Takano, fue en ir a su departamento, logró que el castaño reaccionara un poco durante el trayecto hasta que se bajaron.
Onodera estaba demasiado ebrio, actuaba como un niño tratando de escapar de los brazos de Takano, quien solo lo sostenía con fuerza evitando que se cayera, lo ayudo a subir unos cuantos escalones, caminaron juntos y cuando el estruendo de la puerta cerrándose detrás de ellos los sacó del silencio, el castaño nuevamente trataba de huir.
-¡Espera! ¡Espera! ¿Dónde estamos? ¿Porque me sostienes?... Déjame yo puedo ir solo- Takano lo ignoro y lo ayudo a sentarse en el sofá.
-Vamos... solo te daré un poco de agua, en cuanto te sientas mejor podemos llamar a un taxi que te lleve a tu casa- decía limpiando un poco de la sangre que aún salía de su herida.
-¡No te soporto Takano!... ¡Te odio!.. .¡Te odio tanto!- había dicho esas cosas y comenzaba llorar, cubriéndose el rostro con las manos, el pelinegro aparto sus manos y sostuvo sus mejillas para mirarlo de cerca, lo acariciaba con dulzura, limpiaba esas lagrimas que escapaban de sus ojos, notaba un brillo extraño en su mirada, era tan similar al brillo que notaba en los ojos de Onodera cuando le sonreía en el pasado.
-Onodera- menciono sin apartar la mirada, lo único que los dos podían hacer era admirar el brillo de los ojos ajenos
-Yo...de...debo irme- hablaba susurrando.
-¡No! Antes tengo que decirte algo. Yo nunca quise hacerte daño, nunca quise herirte, yo te amaba... ¡Yo te amo!, tú eres la única persona a la que he amado en toda mi vida.
-¡Cállate!.....eres excelente mintiendo. Si yo siguiera siendo el mismo chico estúpido de hace 10 años seguramente te creería, pero eso se acabo, tú te encargaste de destruir la persona que yo era- intentó levantarse, pero Takano lo tomó con fuerza, logró recostarlo en el sofá atrapándolo con su propio cuerpo, dejándolo sin alternativas de movimiento.
-¡Te amo!... Y estoy seguro de que sigues sintiendo lo mismo por mí; Te pones tan nervioso de estar a mi lado, te hago sentir inquieto igual que antes, hoy planeaste invitar a esos tipos y a Kisa para no estar a solas conmigo... ¡Tu me amas!
-No decidas eso por ti mismo, eso no es verdad, yo no te amo.
-No tienes que mentir más, solo admítelo y todo estará bien entre nosotros, yo te diré la vida tan terrible que he tenido sin ti en estos 10 años y comenzaremos una nueva historia ¡Juntos! Podemos hacerlo, he pensado eso desde que te volví a ver.
Takano parecía honesto, Onodera estaba tan alcoholizado que solo quería tenerlo más cerca, se sentía débil, hacía mucho que su corazón no latía tan acelerado. Abrazo a Takano con la cara totalmente roja.
-Takano- fue todo lo que pudo decir y el pelinegro finalmente atrapó sus labios en un beso. 10 años después se volvían a besar, movía su lengua despacio buscando la de Ritsu, una vez que la encontró, se sorprendió bastante al ver que la segunda acción era llevada a cabo por el castaño, profundizaba el beso, lo atraía hacia él, encajando sus dedos en el negro cabello, parecía desesperado, suplicaba por más de ese beso. Existía la necesidad de respirar y se vieron a los ojos.
-Te amo- dijo el pelinegro
-Takano- murmuro-. Llévame a tu habitación- las mejillas de Takano se tornaron algo rojizas, sabía que Onodera había tomado mucho y que de hacer algo así, en ese estado probablemente después se interpretaría como un error, pero era imposible detenerse, él era la persona a la que amaba, soñaba con eso todos los días, quería tenerlo a su lado y perderse en las sensaciones que le hacían latir el corazón. Lo tomo entre sus brazos, caminaban torpemente robando besos de los labios contrarios tirando algunas cosas que había por el pasillo, abrieron la puerta y cayeron juntos en la cama, estaban solos en las sombras de aquella habitación, con un deseo y un sentimiento en común ¿Qué caso tenía detener las cosas?.
El uno al otro comenzaron a desnudarse, la ropa se deslizaba por sus cuerpos lentamente hasta caer al suelo, cada vez que sus miradas se encontraban se besaban, Takano comenzaba a perder el control y acariciaba con desesperación el cuerpo del castaño.
-Ve más despacio- le indico
-Onodera yo...
-Quiero sentirte...- se veía avergonzado, pero por primera vez era mil veces más sincero que todas esas veces en las que hablaron a solas-. Quiero sentir cada una de tus caricias, así que ve más lento.El pelinegro abrió los ojos sintiendo que su cerebro enviaba una especie de información confusa a sus pulmones, tenía problemas para respirar. Sé sentía emocionado y no estaba tan seguro de poder controlar cada uno de sus impulsos.
Todo desde ese momento se torno mucho más romántico que pasional, todo era diferente, incluso era diferente a la primera vez que habían estado juntos. Se besaban con ternura, Takano lo recostó lentamente, degustaba el sabor de su cuerpo con la lengua, como hubiera deseado hacerlo durante mucho tiempo, sentía la forma en la que Onodera se estremecía una y otra vez, las respiraciones y gemidos de ambos comenzaban a golpear con más fuerza en las paredes. El pelinegro tomó el miembro de Ritsu y comenzó a masturbarlo con movimientos lentos que poco a poco se hacían más acelerados, el castaño mordía sus labios evitando que sus gemidos escaparan pero no pudo evitar correrse.
-No te detengas- suplicaba en medio de jadeos y respiraciones entrecortadas, perdido en la excitación
El pelinegro empezó a separar sus piernas, colocándose entre ellas, admirando cada una de las expresiones de su rostro excitado una vez más, disfrutando como su sudor se mezclaba, con el de Onodera en cada roce de su piel.
-Todos estos años me has hecho tanta falta- menciono acariciándole la mejilla y dedicándole una dulce mirada-. ¡Siempre estuve enamorado de ti!- después de mencionar eso, entró en el cuerpo de Ritsu, se movía con cautela, ocasionando que el castaño gimiera más fuerte.
-Ahh... Takano, dime que esto no es un sueño- el pelinegro sintió sus brazos aferrandoce a su espalda. Sí de algo era seguro, era que quería gravar en su mente cada una de sus palabras, cada una de sus caricias-. Ahh...- volvió a suspirar-.Dímelo... ¡Dime que no es un sueño como los que tuve durante tanto tiempo!"¿Él soñaba conmigo?"
Sonrió deteniendo sus movimientos y respondió-. No es un sueño. Estoy aquí... contigo- dijo acelerando más el ritmo de sus estocadas, elevando las caderas de Onodera, atrayéndolo cada vez más hacia su cuerpo, sintiendo como su erección era apretada en el interior, siendo incapaz de detenerse.
Las manos de Onodera lo acariciaban en la espalda, después se enredaban en su cabello buscando unir sus labios.
-Te amo, Onodera... te amo tanto, que ya no puedo vivir sin ti.
El pecho de Ritsu comenzó a inflarse y desinflarse con rapidez tan solo con esas palabras, la respiración se le entrecortaba, sus mejillas se tornaban de un color carmesí, se sentía propiedad de Takano y se sentía el único dueño de él, cerraba los ojos debido a la vergüenza de sus pensamientos y al fin tuvo esa sensación que le hacía hervir la sangre, sintió como Takano se corría dentro de su cuerpo, él lo hizo entre ambos y una vez que habían culminado, se recostaron abrazados, la temperatura de sus cuerpos los hacía sentirse demasiado calientes.El pelinegro extendió su mano y apartó el cabello de Ritsu de su frente se regalaron una sonrisa y decidió decirlo de nuevo
-Te amo... Ritsu- el de ojos verdes mostró algo muy parecido a una sonrisa, se removió entre las sabanas y se acercó más hasta él, permitiendo que lo rodeara por completo con sus brazos.
Trataban de mirarse, pero los ojos se les cerraban involuntariamente hasta quedarse dormidos.
Continuará...
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Nunca Pude Olvidarte (Takano x Ritsu)
FanfictionDos personas que no planeaban conocerse, dos estudiantes unidos por el destino de una forma poco convencional. Después de un romance adolescente existieron un par de complicaciones que provocaron su separación, pero no contaban con el destino que d...