Molestias

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Dejar los enredos, dejar los problemas cotidianos
Yo solo quiero mi taza de té
No quiero pasteles ni sus cremas
No quiero oír hablar de los complejos cotidianos

Nada que acompañe a mis posos y su lema
Solo yo, mi bebida y un respaldo meridiano
Un banal sillón monoplano
Y la orilla del mar clamando de mi herida puerta, su abultada flema

No quiero labores ni obligaciones altaneras
Ni gritos ni ruidos perturbantes
No quiero un rojo caliz de primera

No quiero quejas de mujeres incesantes
Ni quiero en mi pecho una bala certera
Maldigo silencio por un instante

Ensoñaciones del duende de Sevilla©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora