La danza de los huesos de ultratumba

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Los esqueletos me susurran y ya no puedo evitarlos,

esas pútridas calaveras con patas, cuyos huesos crean una estampa cálcica,

Esas oquedades blanquecinas en que un día hubo carne, sangre y vísceras,

¿Cómo puedo escucharos si tenéis la virtud de ser mudas?

He tratado de arrancarme los tatuajes de la piel, para ver si acabo con el centro neurálgico del problema,

pero mis manos son débiles ante el dolor,

mi carne es sensible a la abrasión,

y no me apetece morir por unos susurros lastimeros, prefiero la cárcel y unos barrotes para mi libertad,

Todo lo que tengo son esqueletos huesudos,

Bebo de mi copa y encuentro sus sonrisas, me recuerdan el sabor metálico de la sangre, ellos danzan imnomiosos por toda mi habitación

camino por el parque y sus espíritus me persiguen, su estela no permite distinguir el sueño de la pesadilla, su danza está destrozando mi rampa timpánica

No consigo espantar al esqueleto del que antes colgaba un hombre, y su baile es un castigo ensordecedor,

Sospecho que mi alma les atrae, entona la canción de un muerto en vida,

Soy un asesino de palabras, peco a placer, por el puro deleite de mecerme entre literatura y epitafios

Trabajo de enterrador de ultratumba, me dedico a recordar a los que no están con la debilidad de un sollozo

Y el olor a carne putrefacta vive permanentemente en mis fosas nasales, ese edor insoportable de un último baile antes de caer en la tentación de perderme en alcohol espectral

¿Quizás debí matar al ruiseñor?

¿Lo solucionaría un genocidio vertebral?

¿Y si realmente soy culpable?

¿Y si he cometido el homicidio? ¿Cuál es el error por el que tengo que pagar?

¿Por qué esqueletos? Con esas figuras tan grotescas de marfil

¿Por qué no verdugos? Que me ejecuten solucionando así el lamento de ser perseguido, cesando al instante esa danza haploide nuclear

Quiero un veneno que termine con el sufrimiento de haber matado con mis actos y haber querido con mi alma, de haber sido el poeta imparcial de Caronte,

Llevo la deuda de vivir atrasada, sus monedas se me acumulan,

Y el reloj me está cobrando las horas que no me permito disfrutar por adelantado, haciendo de mi corteza cerebral un esquema impotente,

Codicia y más codicia por morir de pie con los brazos cruzados y un sello funeral de capa y escudo a la espalda

Malditas calaveras de opio palaciego,

Dejad de mofarse de mí, ya estoy más que muerto, tengo el don del silencio entre mis dedos, corriendo por mis venas

Ya pagué mi deuda, hubo un juicio justo,

Amistades de carbonato cálcico en un vaso de vino deletéreo que se apaga al final oscureciendo su color,

Los fantasmas de mi arrepentimiento acechando tras el eco de una copa de cristal

Le preguntaré a la muerte hora y lugar y seré puntual a nuestra cita, está claro que tenemos una conversación pendiente, batalla por la vida a una sola carta de póker

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⏰ Última actualización: Jan 02, 2018 ⏰

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