PERDÍ TODO EXCEPTO LAS LÁGRIMAS

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En un segundo perdí todo excepto las lágrimas. Mi voz se quebró mientras que mis uñas buscaban apoyo lastimando la palma de mi mano. Todo mi ser se estremeció mientras que las convulsiones me doblaban por la cadera. Miré alrededor. Estaba sola. Me hundí en la silla queriendo que la tierra me tragara. Me derrumbé creando una lastimera melodía al dejar caer mi cabeza contra el teclado. Millones de pulsaciones cargadas de mis sentimientos habían impulsado incansables esas teclas, ¿y para qué? Todas las horas gastadas frente a esa pantalla, toda la dedicación volcada a las innumerables líneas para que de un plumazo desaparecieran.

Esas historias eran mis hijas, las había creado y las había acompañado tratando de llevarlas por el camino correcto. Un vació se había apropiado de mi corazón, más profundo que las bruscas convulsiones que me impedían respirar. Todo era dolor mientras que me dejaba caer bajo la mortecina luz de la febril pantalla adueña del fallo que me indicaba que aquellos archivos no existían, que no se podían recuperar. Si tan solo hubiera sido más cuidadosa, más inteligente, podría haberlas salvado...

―Lo siento, los siento, lo siento―logré articular obstaculizada por los sollozos.

Miré alrededor desesperada, debía de haber alguna solución. Alcé la frente del teclado y con una mano temblorosa aferré el teclado, pinchando una y otra vez la opción de reintentar. En vano. Un grito de angustia nació desde lo más hondo de mí, rasgando mi garganta mientras que me ahogué en un mar de lágrimas.

ALMA DE TINTA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora