Oh, Daisy

XXXIX.

¿Había mencionado antes que no me agradaban tus amigas?

Ellas te metían cosas en la cabeza.

Como que te alejaras de mí porque era un tipo raro.

Siempre las veía hablar cuando yo estaba cerca.

Decían cosas horribles sobre mí como si realmente me conocieran.

Una de ellas se llamaba Alice.

Desde el primer momento que la vi, sabía que no era una buena amiga.

Ni una buena influencia para ti.

Un día, cuando la escuché hablando sobre que tenías que mandarme al demonio, me enfurecí.

Y esperé pacientemente a que se fuera a casa.

Iba caminando sola por las calles, no había nadie allí... Entonces, la tomé y corté su garganta.

Su sangre brotó por todo el suelo.   

Tomé sus cosas para que pareciera un robo y así nadie sospechara de mí.

Oh, Daisy...

Ni ella ni nadie me iba a separar de ti.