LXXVI.

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En tan poco tiempo habías dado un cambio muy grande

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En tan poco tiempo habías dado un cambio muy grande.

Como un giro de ciento ochenta grados.

No sé qué sucedía contigo, mi pequeña y dulce niña.

Pero me gustaba.

Me encantaba la manera en que me permitías besarte suavemente y tú me besabas de la misma manera.

Me encantaba que me abrazaras en aquellas noches frías.

Me encantaba que te sentaras conmigo a comer.

Me encantaba que me dejaras cuidarte. 

Me encantaba que tomaras mis manos sin sentir miedo de mí.

Me encantaba que acariciaras mi rostro y sonrieras.

Me encantaba hacerte el amor sin tener que forzarte.

Porque te entregabas completamente a mí.

Amaba la forma en que empezaste a amarme.

Me amabas, ¿verdad?

Sí... Seguro que me amas tanto como yo a ti. O me amabas. No lo sé.

Yo aún sigo un poco confundido.

Aunque muy feliz.

Inmensamente feliz.

¿Sabes por qué?

Porque finalmente sentí lo que es que alguien te ame.

Que la misma persona que tanto amas te ame a ti.

Realmente sentía que me amabas y no te imaginas lo feliz que estaba en esos momentos.

Y te lo agradeceré toda mi eternidad.

Te amo tanto.

Oh, Daisy...

Si era mi momento de morir, no me importaba porque sentía que tú me amabas.

Oh, DaisyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora