XLIII.

3.3K 335 19
                                    

Intenté subirte el ánimo con regalos, flores y otros detalles.

Pero nada servía.

Hasta que te propuse hacer una sesión de fotos y aceptaste.

Amabas que te fotografiaban.

Decías que te hacía sentir libre.

Algunas fotos de las que te tomé eran un poco atrevidas, pero a ti no te importaba.

No te avergonzaba estar delante de una cámara y posar.

Tenías mucho, mucho talento.

Me dejaste impresionado, fascinado.

Y así fue como las cosas empezaron a mejorar; sonreías y te reías de mis chistes.

Salías de casa y ya no te encerrabas en tu habitación.

Empezaste a vivir con el dolor que te causó las muertes de tus amigas.

Lo ibas superando poco a poco.

Oh, Daisy...

Ninguna de tus amigas nos volvería alejar.

Oh, DaisyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora