Capítulo 6: "Un nuevo mañana"

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Dos jovencitas se encontraban platicando mientras caminaban por las de la ciudad de Tokio.

Qué bueno que tú padre te apoye y que ahora ya no tenga que viajar más, decía una rubia.

Si amiga, esa noticia me puso muy feliz, abriremos una pequeña tienda de artículos deportivos, yo en los ratos libres apoyaré a mi padre con el negocio, respondió con una bella sonrisa la pelinegra.

Qué bueno amiga, ¿Y cómo te sientes?, no tienes malestares, dijo la rubia.

No, mi bebe es muy tranquilo, pronunció la bella pelinegra tocándose el vientre, siendo observada a lo lejos por un jovencito cabello de flama que las venía siguiendo desde que salieron de la preparatoria.

Ambas jóvenes entraron a un restaurante, sin percatarse de la presencia del joven.

Amiga pide lo que gustes, yo invito dijo la rubia.

¡Gracias! respondió la pelinegra mirando la carta, al tiempo que agregaba: ¿Y tu novio?

Krilin se encuentra con sus entrenamientos, ya que en un año habrá otro campeonato nacional, ya sabes en él participan un representante por gimnasio y ahora que el estúpido ese del innombrable se fue de viaje, él tiene la oportunidad de ser el representante de su gimnasio por eso está entrenando muy duro, dijo la rubia.

Ya comprendí, pronunció la pelinegra, mirando la carta.

Señoritas disculpen, dijo el mesero, haciendo que las jovencitas posen sus miradas en este, mientras el hombre colocaba  unas copas gigantes de helados sobre la mesa.

Pero aún no pedimos nada, pronunció la rubia sonriendo.

El joven de la mesa de enfrente les envía eso, dijo el mesero, colocando también una porción de fresas a Milk.

Ambas jóvenes giraron para ver quién era el jovencito que andaba de conquistador con ellas y se encontraron con un joven de cabello negro en forma de flama muy atractivo que les sonreía.

Vaya Milk, parece que lo flechaste, dijo la rubia.

¡No digas esas cosas Dieciocho!, no podemos aceptar esto, además yo nunca más volveré a creer en el amor, respondió la bella pelinegra con nostalgia, mientras el atractivo joven abandonaba su mesa para ir a la de las jovencitas.

Viene para acá, dijo Dieciocho en tono bajo, poniendo nerviosa a la pelinegra, que no sabía como actuar en una situación así.

Buenas tardes, dijo el atractivo muchacho al llegar frente a las jovencitas, haciendo una pausa para acotar con una agradable sonrisa mientras se sentaba junto a la pelinegra: Mi nombre es Vegueta Ouji y espero no les moleste mi atrevimiento.

No es correcto que nos invites algo, si ni siquiera nos conoces, pronunció en tono molesto Milk.

Si las conozco, es la segunda vez que las veo aunque aún no se sus nombres, pero si te incomodo mi atrevimiento discúlpame hermosa, dijo el joven.

Mi nombre es Dieciocho y ella es Milk, pronunció la rubia para evitar que su amiga, termine por enfurecerse más y hacerle daño a su bebe.

Ya sabes nuestros nombres, puedes retirarte, dijo la jovencita de cabello negro con firmeza.

Me gustaría tratarte más, respondió Vegueta mirándola fijamente a los ojos, haciendo una pausa para agregar: Desde que te vi me pareciste una muchacha muy bella y...

Milk, ni lo dejo terminar y le derramó el helado en la camisa y salió furiosa del local ante la mirada consternada de su amiga.

¡Discúlpala¡ el embarazo la pone sensible, dijo Dieciocho, antes de parase e ir tras de ella.

¡Embarazo! pronunció el joven atónito al escuchar aquella palabra.

Departamento de Milk:

Pobre, me dio pena, solo quería una oportunidad para tratarte, dijo la rubia.

Pues yo no quiero volver a tratar con ningún otro hombre Dieciocho, respondió la pelinegra acostándose en su cama.

2 meses después:

Lo felicito señor, está hermosa su tienda decía la rubia con una gran sonrisa.

Gracias muchacha, respondió el padre de la pelinegra en tono amable.

Padre si necesitas ir a donde me comentaste puedes hacerlo mi amiga se queda un rato a darme una ayudadita, pronunció la pelinegra con una bella sonrisa.

Está bien princesa las dejo un rato, dijo el gigantesco hombre saliendo de la tienda.

¡Qué linda te ves con ropa de maternidad! pronunció la rubia, viendo a su amiga con un vestido rojo, haciendo una pausa para acotar, mientras colocaba su mano sobre el vientre la pelinegra:  Y tu barriguita ya se nota.

Si, dijo la bella pelinegra con una sonrisa.

Un grupo de jóvenes entro a la tienda y se encontraban observando en las vitrinas de la misma.

Voy a ver que se les ofrece, pronunció la rubia.

¡Gracias amiga! pronunció la bella pelinegra.

¿Me podrías decir el precio de este traje?, dijo con amabilidad un jovencito.

Milk, que se encontraba de espaldas al mismo giro, quedando impactada al igual que él joven que tenía en frente.

¡Tú, de nuevo!, dijo la pelinegra con molestia.

Discúlpame, por mi actitud de ese día no sabía que eras casada, te ves tan joven, que no se me cruzo por la cabeza esa posibilidad, pronunció con tristeza el jovencito.

Pues para tu información no soy casada soy madre soltera y muy orgullosa de serlo, respondió con tristeza la bella joven, mientras sus ojos se nublaban y lágrimas amenazaban con salir.

Puedo ayudarte amiga, dijo la rubia acercándose al darse cuenta de la presencia del jovencito que hace dos meses conocieron de casualidad.

Atiéndelo por favor, pronunció la pelinegra corriendo a dentro de la tienda mientras gruesas lágrimas corrían por sus mejillas.

¿Quién fue el miserable que se atrevió a engañar a tan bello ángel?, dijo el joven cabello de flama con rabia en la voz.

Es una larga historia, respondió Dieciocho.

¿Me la podrías contar algún día?, dijo el joven.

Alemania:

¿Por qué aún no despierta doctor?, decía sollozando una bella peli azul.

Ese era uno de los riesgos de la operación, ha caído en "coma profundo", no podría decirle cuando pueda despertarse, puede durar en ese estado, día, meses o años, respondió con tristeza el galeno, mientras la jovencita sollozaba mirando a su primo, al que siempre considero un luchador viéndolo tan desvalido conectado a múltiples equipos.

Japón: Departamento de Milk

No entiendo, ¿por qué aún me sigue doliendo tu engaño?, ¿por qué?, ¿por qué?, decía la bella pelinegra llorando recostada en su cama.

SIEMPRE TUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora