∆Croos∆.Me encontraba sentado en una de las mesas de la parte trasera de la casa, estaba viendo la alberca y sintiendo tranquilamente el viento. Era un momento muy tranquillo, pero como siempre alguien tiene que arruinar ese bello momento.
-Tu cara es un sinónimo de un buen sexo.- Rom y Ediberto bromean.
-No, no tuve sexo, no todas las caras felices son sinónimos de un buen sexo. -Los contradije.
-Bueno, ¿entonces por qué tienes esa cara tan feliz?.- Pregunta Rom.
Estaba por responderle pero una sirvienta nos interrumpió.
-Amo, la señora no ha querido desayunar.-Y así mi felicidad se fue.
-Bien, puedes irte y dile a Francisco que venga. - Le ordené y la sirvienta se fue.
-Esa chica te salió ruda ¡eh!.- Bromeo Rom, aunque bueno yo no le vi la gracia.
-No le veo la gracia. -Rom y Ediberto se callan.
-Bueno ya esta todo listo para la ceremonia.-Informo Ediberto.
-Amo, ¿en qué le puedo ayudar?.- Llegó y pregunto Francisco.
-Trae a Candas rápido y ni se te ocurra tocarla.- Le ordene a Francisco.
-Si amo, enseguida.
-Hey, calmante, no la vayas a matar.-Hablo Rom.
-¿Quienes irán a la ceremonia?.
-Todos los lobos de la región, inclusive unos de otros lados.
-¿No creés que es un poco peligroso hacer la presentación en plena luna llena?
-Habrá mucha protección, además, ¿con qué tipo de lobo crees que estas hablando?.- Lo cuestionó.
Un peculiar olor invade mi fino olfato y veo a Candas acercarse mientras Francisco la escolta.
Los chicos también se percatan del olor y voltean.- ¡Con que por eso estas tan feliz!. - Exclama aparentemente feliz Rom.
- ¡Marcaste a tu mate!. - Habla Ediberto. - Creí que habías dicho que jamás la marcarías porque no querías que te importara. - Entre cerró los ojos y me cuestionó.
-Las cosas cambian.- Me defiendo y los tres sonreímos.
-Se puede apreciar bien él olor, cualquiera a mil Kilómetros se daría cuenta que ya tiene dueño, ¡Felicidades!.- Me felicita y sonríe Rom.
-Amo, aquí está la señora.-Habla Francisco bajando la cabeza.
-Puedes irte.-Le ordeno y él se va.-Sientate.-Le ordeno a Candas y le hago una seña a una sirvienta para que venga. Candas se sienta y la sirvienta llega.
-¿En qué le puedo servir mi señor?. - Pregunta bajando la cabeza. La tipa era simpática, tenia buen cuerpo, cabello castaño ondulado largo, ojos café miel, ya saben, lo típico.
-Trae el desayuno.
-¿Le traigo 4 raciones?.- Pregunta y observo a los chicos.
-Nosotros ya nos vamos.- Habla Rom y se pone de pie.
-Fue un gusto verte.-Se despide Ediberto y también se pone de pie.
-Solo dos raciones. -Le informó y la sirvienta se va. Giró mi vista hacia los chicos y puedo verlos prácticamente babear.- No sabía que tenían esa clase de gustos. - Los molesto.
-No esta nada mal para un rato. -Habla Rom con un poco de deseo.
-¿Por qué todos tus empleados son mujeres?. Y además mujeres sexis.- Pregunta Ediberto y yo suelto una carcajada.
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Hasta la eternidad
Hombres LoboÉl solo quería ser normal, odiaba ser un monstruo, y ella, ella era parte de esa tortura que a él tanto lo consumía. Ella no tenía la culpa de nada, aún así, él le hizo pagar. Créditos de la portada: @Editorial_21